Varios físicos, entre ellos el coruñés Jorge Mira, defienden la importancia de seguir realizando el cambio horario el último fin de semana de marzo, cuando da comienzo el horario de verano, y el último fin de semana de octubre, cuando el reloj vuelve al horario de invierno, al argumentar que se trata de una medida "racional y no un capricho moderno". Asimismo, reiteran que España, como el resto de países, se rige por el sol por lo que consideran que no hay diferencia en cuanto a hábitos y costumbres en comparación con otros territorios.

El Catedrático del Departamento de Física Aplicada de la Universidade de Santiago, Jorge Mira, asegura que el cambio horario "es totalmente necesario" y recuerda que forma parte de la directiva europea que afecta a todos los Estados miembro de la Unión Europea. Sin embargo, como asevera, "esto de cambiar la hora no es un capricho moderno". "Si uno revisa cómo eran los horarios a finales del siglo XIX o en el XX, en muchos casos se establecía que la gente trabajaba de marzo a septiembre en un horario y de octubre a febrero, en otro; por lo que la gente, de manera natural, cambiaba sus hábitos y no había cambio oficial de hora", sostiene.

El experto reitera que "el ser humano ha adaptado sus condiciones de trabajo al sol a lo largo de la historia" y zanja: "No somos víctimas de nada". El profesor Mira avala su afirmación en dos cuestiones. Por un lado, explica que "el planeta Tierra tiene su eje de rotación inclinado respecto al eje de la órbita, lo que hace que la duración del día y la noche vayan cambiando a lo largo del año". "Si la Tierra tuviera el eje de rotación alineado con el eje de traslación no habría problema y no habría que cambiar la hora -añadió-. Sin embargo, en verano hay 15 horas y pico de día y en invierno 15 horas y pico de noche. Ahora mismo, la diferencia entre el día y la noche es de cero horas y los próximos tres meses, la diferencia será de más de seis horas".

Por ello, a juicio de Mira, "el cambio es necesario no solo por el ahorro económico sino también por optimizar la relación con el día" porque, si no se hace el cambio, "sobrarán horas de luz por el día o por la noche".

En la misma línea, el doctor en Ciencias Físicas por la Universidad de Sevilla, José María Martín Olalla, afirma que "la razón del cambio de marzo es natural y racional" pues, como explica, "la sociedad se pone en marcha en función del sol" y pide "adaptarse a estas circunstancias".

"Cuando no había relojes se hacía de modo natural e inconsciente porque ya había horarios diferentes en invierno y verano pero desde hace ya tiempo se hace el cambio de hora y así se sincroniza. Hay que adaptar el horario del trabajo a la luz solar o de lo contrario, en junio, sin cambio de hora, la entrada laboral se realizaría cuando el sol está ya muy alto y esto no tendría mucho sentido", relata.