Son burros, caballos, vacas, ovejas, cabras, cerdos, pollos, conejos, gansos, pavos, patos y palomas. Casi 200 animales afortunados, que han sido rescatados en algunos casos del matadero y en otros del abandono y el maltratro tras duros años de explotación, o porque cayeron enfermos. Pichu, Lúa, Jasmine... todos tienen un nombre y una perra historia detrás, que ha quedado biografiada por los ingleses Abigail Geer y su marido Mikey. Los fundadores de la reserva de animales desahuciados Miño Valley Farm Sanctuary en una recóndita aldea de la Ribeira Sacra -a medio camino entre Ourense y Monforte- acaban de cumplir su sueño: en solo 25 días, más de 1.700 personas han reunido más de los 70.000 euros que precisaban para continuar su proyecto. Podrán así comprar y ampliar la finca en la que se asienta su particular granja, fundada en 2012. Pero la realidad de su amor por los animales atrae a miles de seguidores del proyecto, que cuenta con padrinos virtuales de los animales, donantes y voluntarios. Pero no solo la granja de aires hippies, sino la historia de Abigail y Mike, reconocidamente veganos, tampoco tiene desperdicio.

"Originalmente del Reino Unido, vinimos a España hace ocho años buscando un estilo de vida más sencillo y cercano a la naturaleza", asegura Abigail en su cuenta de Instagram. La pareja indica que "todo cambió" al tropezarse con el maltrato animal. "Rescatamos animales maltratados y abandonados y les damos una segunda oportunidad", aseveran. Y cuando su proyecto de adopción de animales en Galicia cumplió dos años, ya tenían cien animales rescatados.

"Mikey y yo vivimos en una pequeña cabaña de madera que tiene goteras. No tenemos nuestra propia fuente de electricidad o agua [...] Usamos lo poco que teníamos para comenzar una nueva vida. Sin baño, ni agua corriente. Vivimos en tiendas tipis al principio y luego construimos esa pequeña cabaña de madera por 2.000 euros. No tenía lavabo ni ducha. Y estaba lejos de ser perfecta. Pero era nuestro hogar. Una casa que construimos con nuestras propias manos", indican. Pero este duro invierno gallego les ha pasado factura: "Ahora el techo gotea y las paredes interiores están dañadas, y tenemos que usar láminas de plástico para evitar que empeore". Nunca se plantearon hacer una "reserva", pero tras rescatar a la primera inquilina del Miño Valley Farm, la oveja Mara, sintieron la necesidad de seguir.

El abuelo oficial de la granja, con 10 años, es actualmente el cerdo Harrison "que fue herido y abandonado para morir", explican en su ficha. "Tiene unos 300 kilos, pero es increíblemente dulce y tierno. Tiene un ojo azul y otro marrón, y ahora mismo es muy inestable en pe, pero esperamos que mejore", aseguran. También pertenecen al mundo porcino Gandalf, Frodo y Arwen, que ahora pueden disfrutar de "un mundo donde comer fruta y vegetales frescos y explorar las maravillas del bosque", comentan en su web. Y entre las biografías más destacadas está la de la vaca Luna, cuya madre sufría "neosporosis", una enfermedad común en el ganado que puede causar aborto y se transmitida a los fetos, por lo que fue rechazada en una explotación. "Luna tiene suerte de estar viva. Después de nacer prematuramente la granja no quiso correr el riesgo de criarla solo para averiguar más tarde que estaba infectada con la misma afección que su madre y no poder dar a luz", explican.

Pero Abigail también explica dificultades en su propia vida: "Cuando tenía 17 años me diagnosticaron la enfermedad de Graves. Mi ritmo cardíaco en reposo era 130 pulsaciones y tenía miedo". De esa época, Abigail recuerda que llegó a plantearse acabar con todo. "Me casé con el amor de mi vida a los 21 años. Todos nos dijeron que estábamos locos, pero fue la mejor decisión que tomé". Luego, ambos tomarían la decisión de instalarse en el valle del Miño. "Nuestra granja está en el bosque cerca del hermoso río Miño", aseguran. Evitan en todo momento trasladar la ubicación exacta del lugar en que se asienta, porque eso podría llevar a particulares a dejarles allí animales abandonados. "Nuestro primer objetivo de acción es siempre incentivar a los propietarios a ser responsables con los animales; es importante que la gente entienda que no son posesiones para pasarle a otros cuando ya no interesan. Son individuos que viven, respiran y necesitan una vida de compromiso y cuidado", indican.

A mediados de marzo, iniciaron su campaña en GoFundMe para poder comprar la propiedad, y construir nuevos establos y alojamiento para voluntarios y así continuar salvando a los animales de la zona.