Las pastillas para bajar el colesterol son cada vez más frecuentes en el botiquín de los hogares gallegos. Uno de cada cinco mayores de 14 años (el 19,3%) que reside en la comunidad consume estatinas y la prescripción de estos medicamentos no deja de crecer: solo en tres años (entre 2013 y 2016), aumentó un 9,7%, según los datos que acaba de publicar la Consellería de Sanidade en su último Boletín Epidemiolóxico. Para los expertos estas cifras entran dentro de la normalidad "en la época actual" y niegan que se receten en exceso. "Lo que ocurre es que cada vez se baja más el nivel de colesterol aconsejado porque son muchos los estudios que revelan que a menor nivel de colesterol, mayor beneficio de prevención de problemas cardiovasculares", señala uno de los vocales de la Sociedade Galega de Cardioloxía y médico en el Hospital Universitario de A Coruña, Eduardo Barge, quien resalta: "Cuanto más se baje, más beneficios. No ocurre como la tensión, por ejemplo, que llega un punto que bajarla demasiado puede causar problemas".

La dispensación de las pastillas para el colesterol viene dada por las guías médicas. Documentos que aconsejan que aquellos pacientes que hayan sufrido un problema cardíaco o cerebrovascular (infarto, ictus...) deben tener el bautizado como colesterol malo (LDL) por debajo de 70. "Esto es muy difícil lograrlo solo con dieta y por eso en estos pacientes se suele recetar la pastilla de forma automática, es la llamada prevención secundaria", indica Barge. Y cuando todavía no ha ocurrido ningún accidente cardiovascular, el médico dispone de unas tablas para elaborar el riesgo del paciente (bajo, moderado, alto o muy alto). Quienes estén en el escalafón más alto también lo deben tener a menos de 70 y los de riesgo alto a 100. "Esto provoca que estos dos grupos casi prácticamente también están obligados a tomar las estatinas", indica Barge, quien recuerda que entre ellos y quienes ya han sufrido algún infarto o ictus ya suman "el 10% de la población".

Influencia de la edad

De ahí las cifras aparentemente tan altas de consumo de estos fármacos. Un uso que aumenta conforme lo hace la edad. Los datos del Sergas revelan que casi la mitad de quienes superan los 65 años en Galicia tiene recetado este medicamento (el 45,7%) -con datos correspondientes a 2016-, una tasa que baja al 21,4% entre quienes tienen de 45 a 64 años, al 2,1% entre los gallegos de 25 a 44 años y se limita al 0,2% entre quienes no rebasan los 25. En números absolutos hay más de 470.000 personas en Galicia que consume fármacos para bajar el colesterol, más de 17.000 menores de 45 años. La estadística del Sergas revela además que hay más mujeres con este fármaco prescrito (el 19,7% de las que superan los 14 años) que hombres (18,9%).

Por áreas sanitarias, la tasa más alta de consumo de estos medicamentos -que tienen otros usos aunque principalmente se utilizan para regular los niveles de colesterol- se da en Lugo y la más baja en la de A Coruña.

A nivel estatal el consumo de estatinas aumentó un 442% entre 2006 y 2016, según los datos de la Asociación Española de Medicamentos. Los médicos lo tienen claro. Si los estudios demuestran sus beneficios, no pueden dar la espalda a estos medicamentos. La ciencia poco a poco gana el pulso al colesterol.