"Tranquilo" y "emocionado" por el apoyo recibido estos días. De este modo es como dijo ayer sentirse Ricardo Javier González, el juez que emitió un voto particular en la sentencia de La Manada, en el que defendía la inocencia y la libre absolución de los cinco acusados por forzar a una joven madrileña en los sanfermines de 2016. Los otros dos jueces del tribunal que los juzgó en la Audiencia Provincial de Navarra les condenaron a nueve años de prisión a cada uno por abusos sexuales, que no por violación.

Ricardo Javier González hizo ayer sus primeras declaraciones públicas tras conocerse la sentencia, en el marco de las concentraciones que jueces, magistrados y fiscales de toda España secundan para exigir la modernización de la justicia española y mejoras sociolaborales y en las que inevitablemente la polémica por la sentencia de La Manada estuvo presente. El magistrado señaló, en unas breves declaraciones a los medios, que está "con mucho ánimo, tranquilo, sereno y emocionado" por el apoyo que le han brindado amigos, compañeros de profesión y su familia en los últimos días.

Eso sí, rechazó responder a las críticas vertidas por el ministro de Justicia limitándose a a indicar: "Absolutamente nada. No comment". Rafael Catalá había asegurado el pasado lunes que en el Tribunal Superior de Justicia de Navarra y en los profesionales de la justicia en la comunidad "todos saben" que el juez Ricardo González tiene "algún problema singular" y opinó que el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) debió actuar "preventivamente".

"Yo solo hablo en autos y sentencias. No entro para nada en comentarios que se hagan respecto de mi persona, agradezco a quien me ha dado el apoyo y nada más", señalaba ayer el magistrado al ser preguntado por la críticas de Catalá.

Incluso Carlos Bacaicoa, abogado de la joven que sufrió los abusos sexuales de La Manada, salió ayer en defensa de Ricardo González y censuró el "linchamiento a nivel de calle y de política" al que se está sometiendo por su voto particular y advirtió de que "los juicios se celebran en sala y los resuelven los magistrados, mejor o peor". Bacaicoa considera que el voto particular es "enormemente desafortunado, lo que no quiere decir que haya que inhabilitarlo, ni esas cosas que estoy oyendo por ahí, esos linchamientos populares realmente repugnantes, eso no se puede decir de un magistrado". "Si hasta ahora ha estado ejerciendo la profesión se supone que es porque puede ejercer la profesión", remarcó, para añadir que "era uno de los tres magistrados de la sala y hay que acatar ese voto que, por otra parte, es tan malo que no necesita tampoco de mucho ataque".

"Lo que no se puede hacer es justicia popular o ideológica para que determinados partidos o formaciones quieran, prácticamente, cargar el sistema, porque el tema va por ahí: empezamos con la judicatura y vamos avanzando en el proceso de demolición", añadió. El ministro de Justicia, Rafael Catalá, mostró ayer su deseo de que la "tensión" generada con el poder judicial al hilo de sus palabras sobre el juez "se resuelva cuanto antes", y abogó por seguir "trabajando con lealtad desde el Ministerio con el poder judicial en general, por tener una justicia de calidad".