Las algas constituyen uno de los alimentos a los que somos más reacios, pues no podemos evitar imaginarlas en las playas y no siempre resultan agradables ni su tacto ni su aspecto. En realidad, son plantas de especies variadas que se incluyen ya en numerosos platos y complementos como espesantes de helados, cremas, etc. De hecho, son más de 200 las especies que se utilizan en alimentación humana.

Para crecer necesitan luz solar, oligoelementos y dióxido de carbono (por lo que su cultivo se plantea como solución para eliminar el exceso de este gas causante del efecto invernadero). Se utilizan desde hace años como fertilizantes de campos de cultivo, pero son numerosas sus aplicaciones y potencial. Destacaría: producción de biocombustibles (Botryococcus terribilis), elaboración de medicamentos (Nostoc), indicador ecológico (Stanieria sublitoralis) o cosmética (Spirulina maxima) entre otras.

En su composición química destacaría que los glúcidos integran del 40 al 60% de su peso seco. Tienen un bajo contenido en materia grasa y calorías, pero constituyen una importante fuente de minerales (5-20% del peso seco), sobre todo calcio y yodo y vitaminas A, del grupo B y C.

Puedes comprarlas frescas, secas o elaboradas en tiendas de dietética y centros de alimentación especializados. Las frescas deben lavarse antes de cocinarlas y elegir ejemplares que no tengan aspecto seco o estén descoloridos. Las deshidratadas deben ponerse en remojo antes de ser consumidas o cocinadas. El agua utilizada puede usarse para elaborar caldos y salsas o cocer pastas y cereales. Las elaboradas suelen presentarse ya listas para añadir a platos de cocina (ensaladas, pastas cocidas, etc.).

A nivel culinario resultan muy versátiles, ya que se adaptan a cualquier elaboración. Pueden emplearse como alimento directo, aliño, guarnición o suplemento alimenticio (pastillas, cápsulas, copos). Se consumen frías o calientes y se pueden preparar de muchas formas: hervidas, cocidas, asadas, fritas, salteadas, marinadas?

Para que resulte más sencillo utilizarlas, avanzamos unos sencillos consejos relativos a las más frecuentemente utilizadas:

-Arame: se pone en remojo 5 minutos y se cuece 10; se añade a la sopa de miso, a la ensalada y como guarnición.

-Nori: se vende en forma de hojas finas y secas. Se usa para preparar sushi, se añade a sopas, ensaladas y aperitivos. Suele hacerse tostada en la sartén o a la plancha.

-Espirulina: se disuelve en agua y zumos o se añade al yogur, sopas, salsas, arroz o pasta justo antes de consumirlas. También en comprimidos en dietas de adelgazamiento. Es rica en magnesio, hierro y vitaminas.

-Hijiki o Hiziki: sus ramitas deshidratadas aumentan 5 veces su tamaño cuando se ponen en remojo, adquiriendo aspecto de fideos negros que se añaden a sopas, bocadillos, ensaladas y crepes.

-Kombu: necesita un mínimo de 45 minutos de remojo y 30 de cocción. Aprovecha el caldo de la cocción para cocinar legumbres y elaborar sopas y salsas.

-Lechuga de mar: alga verde similar a la lechuga y que nos recuerda su sabor; es tierna y se puede comer cruda o cocida.

-Wakame: se puede comer en crudo tras remojo o cocido unos minutos. Se añade a las sopas de miso o se toma cruda en ensalada. Muy apreciada por los japoneses por su riqueza en calcio.

Hay muchas recetas sencillas que puedes preparar con algas: wakame con arroz y vegetales, canelones de Nori, ensalada de algas y brotes de soja, paella de algas, revuelto de algas y gambas, etc. Si quieres saber más y no te apetece probar en casa, acércate a un restaurante japonés por ejemplo, donde las preparen y te ofrezcan diferentes posibilidades.

Se están utilizando de manera habitual en otros campos como el de la cosmética (en cremas anticelulíticas y reductoras, mascarillas faciales, etc.) y en talasoterapia (baños, envolvimientos, masaje con algas, etc.) por ejemplo, donde se han alcanzado unos resultados muy positivos y que han ampliado el campo de investigación de las empresas dedicadas a ello.

Consulta tus dudas con los especialistas, que siguen considerando que la dieta mediterránea es la más sana, pues incluye alimentos de todos los grupos en las cantidades y proporciones adecuadas. Aunque tu primera impresión sea de rechazo ante su consumo, no renuncies a probar las algas porque seguro que no te arrepientes.