Es uno de los actores del mo-mento. Se dio a conocer en Sin te-tas no hay paraíso, Ángel o demonio (Telecinco) o La sonata del silencio (La 1). Sin embargo, La catedral del mar (Antena 3) lo ha catapultado a ser uno de los rostros más conocidos de la ficción española. A pesar de su éxito televisivo, Daniel Grao no olvida el teatro. Se encuentra de gira con Los universos paralelos.

- En La catedral del mar interpreta a Bernat, un padre coraje. Es uno de los personajes que más evoluciona en la serie.

-Sí, precisamente es su hijo quien supone un punto de inflexión en su vida. Bernat es un campesino acostumbrado a claudicar, a agachar la cabeza. El nacimiento de su hijo provoca que su escala de valores comience a moverse. Su carácter cambia cuando se da cuenta de que sus actos van a determinar el futuro de su hijo. Va reaccionando hasta convertirse en un rebelde que se amotina.

- ¿Le ha cambiado su forma de ver las cosas?

-Me ha enseñado que tengo que inculcar a mis hijos la cultura de la lucha y del esfuerzo. Hay que pasar el testigo.

- No es un tema del medievo...

-En absoluto. El contexto histórico es muy diferente. El hecho de que la trama de la serie se centre en la Edad Media aporta un valor aña-dido, pero se tratan temas muy universales. El amor a lo tuyos, las in-justicias, la sed de libertad...

- ¿Cree que todavía tenemos sed de libertad?

-Todavía somos víctimas de los de arriba. No sé si es posible una absoluta igualdad, pero siempre hay una necesidad de evolucionar en el ser humano. No estamos tan lejos de lo que fue el medievo si te das cuenta, sobre todo en algunos países. Por mucho que hayamos avanzado en Europa, la libertad to-davía es un tema pendiente.

- Parece que la ficción española se encuentra en su mejor mo-mento. ¿Cómo lo percibe desde dentro?

-Estamos viviendo una evolución muy positiva. Es época de cambios. Me acuerdo que hace años se empezaba a hablar de la idea de formar plataformas de pago. Estaba claro que el panorama de consumo audiovisual iba a cambiar. Al principio, se tenía mucho miedo, pero ya hemos comprobado que ha sido para bien. Antes, el trabajo que nosotros hacíamos se quedaba aquí, en España. Ahora, el mundo entero puede verlo desde una página web. Netflix ha dado luz verde a ofrecer La catedral del mar dentro de su catálogo a partir de septiembre.

- ¿Qué consecuencias acarrea a medio plazo?

-Los países nos vamos a retroalimentar entre sí. Ya hay una gran diferencia respecto a lo que se hacía antes. Por un lado, hay el doble de producciones. Recuerdo que en 2012, el panorama era todo lo con-trario. Y por otro lado, la calidad es mucho mayor. En el pasado, la se-paración entre series americanas y españolas era muy evidente. Nosotros solo hacíamos series pensadas para todos los públicos porque existía la extraña creencia de que no había público.

- Comparan La catedral delmar con Juego de tronos.

-Sí, pero no tienen nada que ver (ríe). La catedral del mar es la pri-mera serie española de 50 minutosque se emite en la parrilla. Esa du-ración es una de las exigencias de Netflix para entrar en el catálogo.

- Parece que los creadores españoles de ficción televisiva escri-ban la historia con el objetivo de entrar en uno de los grandes ca-tálogos. De hecho, Alberto Rodrí-guez confesó que se había plan-teado rodar La peste en inglés.

-Sí. Pero todo es en favor de la ficción. España está muy bien vista desde fuera por su creatividad. Tiene producciones que han funcionado muy bien fuera ( La casa de papel, Antena 3).

- ¿En qué está trabajando actualmente?

-Acabo de empezar a rodar la se-gunda temporada de Gigantes, la serie de Movistar +, que dirige Enrique Urbizu. Además, tengo que presentar dos películas en otoño: El árbol de la sangre y Animales sin collar.