"Poco flexible, muy memorístico y donde no se permite la innovación". De este modo define el presidente de la Asociación de Pedagogos de Galicia, José Manuel Suárez, al sistema educativo español, con el que se muestra muy crítico. "En España todo se centra en memorizar, en que el alumno reproduzca lo que dice el libro de texto", indica este especialista, quien tiene claro que el actual sistema de un profesor impartiendo la lección y los alumnos de oyentes o tomando apuntes "está condenado a acabarse".

Suárez reconoce que la propia tecnología acabará con el modelo. "Hoy en día, donde con las máquinas podemos acceder a todo tipo de información en un minuto, no tiene sentido depender siempre de un libro de texto que desde que se realiza hasta que se edita y llega al alumno ha pasado ya un tiempo", señala este especialista, quien cree que apostar solo por un modelo basado en la memorización de conceptos es lo que provoca los malos resultados de los estudiantes españoles en informes internacionales. "En otros países como Francia, por ejemplo, el sistema de enseñanza no es tan memorístico sino interpretativo", sostiene y añade: "Esto se ve después en la calle. Se nos inculca que el sistema es rígido que no podemos asumir riesgos y eso hace que aquí haya menos emprendedores que en otros países".

Para Suárez, a esta concepción clásica del modo de dar clase se suma el problema de que "es un sistema rígido, donde apenas se puede innovar". "Hay ciertas iniciativas, pero para que funcione tiene que haber el compromiso al menos de todo el centro escolar porque sino puede que un profesor innove este año y al curso siguiente, el docente que viene después no", indica el presidente de la Asociación Profesional de Pedagogos de Galicia, quien critica que el Ministerio de Educación se centre más en qué dar en clase que cómo enseñar. "Lo único que preocupa es si se imparte Educación para la Ciudadanía o Religión", sostiene este pedagogo gallego.

Para este especialista la principal ventaja de métodos de enseñanza alternativos como Montessori, Waldorf o escuelas-bosque, es que "se centran en el interés del niño". José Manuel Suárez asegura que el sistema educativo convencional debería dar un giro de 180 grados y ser menos memorístico, pero reconocen que hay iniciativas positivas como la clase invertida -los niños se miran la lección en casa y en clase resuelven dudas y hacen ejercicios- o trabajar por proyectos en lugar por temas fijados en un libro de texto.