El gallego va a menos entre los más jóvenes. Así lo constata el Seminario de Sociolingüística de la Real Academia Galega (RAG) en un estudio que avanzó ayer en Barcelona uno de sus miembros, Xaquín Loredo. La generación Z -nacidos de 1990 a 1999-, señala la RAG, habla menos en el idioma propio de Galicia que sus predecesores, los millennials, que vinieron al mundo la década anterior, a pesar de que los más jóvenes tienen menos prejuicios negativos hacia el idioma. En ese proceso de "sustitución" del gallego por el castellano juega un rol la familia, ya que, como indica Loredo, está "perdiendo presencia" como "medio de reproducción del gallego".

La RAG aseguró ayer en un comunicado que la llegada de la generación Z, o virtual, en los 90 vino ligada aun cambio socioeconómico, sociocultural y tecnológico que varió la relación con la lengua con respecto a lo previo y el resultado fue "un aumento sustancial en la tendencia hacia el monolingüismo en castellano".

Las cifras que pone sobre la mesa la institución dirigida por Víctor Freixanes, avance de un análisis del gallego entre los jóvenes realizado con apoyo de la Diputación de Pontevedra, lo corroboran: "si el 44,2% de la generación del milenio" (nacidos entre 1979 y 1989) se expresa oralmente en gallego o más en este idioma que en castellano, cuando se analizan los usos entre los que fueron niños en los 90 ese porcentaje desciende al 33,6%, "mientras el monolingüismo en castellano se convierte entre sus miembros en la opción del 33,8% y la más frecuente", dice la RAG.

Tras este fenómeno, apunta, uno de los cambios "cruciales" sería "la intensificación de la brecha en la transmisión lingüística intergeneracional". "La familia como medio de reproducción del gallego está perdiendo presencia", indicó Loredo, quien añade que "ahora mismo en la generación Z en torno a un 35%" de jóvenes "ya no tiene ningún tipo de referente familiar".

El gallego pierde también presencia como referente en la comunicación diaria, ya que "buena parte de la juventud en esta edad reside en contextos urbanos y periurbanos, sobre todo de Vigo y de A Coruña, donde tienen menos espacio para desarrollar su tiempo de ocio en gallego". "De hecho", apuntó Loredo, "esto está comenzando a tener un impacto relativo en su sensación de autosuficiencia a la hora de expresarse oralmente en gallego".

Los datos se dan en un contexto en el que, "aunque sigue habiendo fuertes prejuicios contra los trazos fonéticos y prosódicos propios del gallego" (su acento), "se comienza a asociar" este idioma "a valoraciones más positivas". Se darían más "cuando se acompaña de una fonética y prosodia castellanas" y las más negativas se asocian a la "expresión en castellano con fonética gallega". Para este especialista, "el proceso de sustitución lingüística del gallego por el castellano se desarrolla desde hace tiempo, pero los marcos sociolingüísticos han cambiado" y las variables subyacentes, lo que implica variar "las vías de intervención".