El asma es una patología respiratoria frecuente -afecta al 10% de los niños y al 5% de adultos en España- y aunque popularmente hay la creencia de que es una enfermedad "relativamente benigna", lo cierto es que puede resultar incapacitante en el día a día de quien sufre su variante más aguda. Entre un 5 y un 10% de los pacientes padecen asma grave, son aquellos que precisan dosis más altas de medicamentos para hacer frente a los síntomas y las crisis y que incluso así, muchas veces no logran controlar la enfermedad. "Estos pacientes sufren muchas limitaciones en su vida diaria y en sus relaciones sociales", reconoce el jefe de Alergología del Hospital La Paz de Madrid, Santiago Quirce, que ayer analizó las novedades en el abordaje de estos casos más agudos en la charla Lecciones aprendidas y por aprender del asma grave que impartió en el Hospital Universitario de A Coruña.

- ¿Cuándo se habla de asma grave?

-La definición ha variado con el tiempo pero desde 2014 hay consenso entre las asociaciones europeas y norteamericanas y se denomina asma grave aquel en el que se precisan mayores dosis tanto de corticosteroides inhalados como de otros fármacos para controlar los síntomas y que incluso subiendo la dosis, no siempre se controlan. De hecho, la mayoría de estos pacientes están mal controlados, no responden bien a los tratamientos.

- ¿Se sabe por qué?

-Hay diferentes motivos. Hay pacientes que tienen otros problemas como rinitis o reflujo y en otros casos hablamos de asma refractaria, no responden a los medicamentos pese a darles dosis más altas.

- ¿Qué consecuencias tiene no responder bien al tratamiento? ¿Se sufren más crisis?

-Sí, estos pacientes sufren más ataques y además tienen problemas para respirar, se cansan, tienen tos, sibilancias e ingresan en el hospital con frecuencia. El asma grave hace que tengan muchas limitaciones para llevar a cabo tareas en su vida cotidiana e incluso en sus relaciones sociales. Su calidad de vida es pequeña.

- ¿Cuántos asmáticos están en esta situación?

-El 80% de los asmáticos responde adecuadamente al tratamiento estándar, hay un 20% que responde mal y entre ellos, el 5 y 10% responden muy mal y ahí es cuando hablamos de asma grave. Son pocos, pero son los responsables del 50% del gasto sanitario que provoca el asma porque los ingresos, por ejemplo, son muy frecuentes.

- En su charla habló de la evolución de esta patología y de su abordaje.

-Sí, ahora mismo hay nuevos tratamientos biológicos y se tiende más hacia la medicina personalizada, a atacar dianas selectivas. Además, la mayor parte de los hospitales ya preparamos unidades multidisciplinares para atender a estos pacientes, donde no solo hay alergólogos sino otorrinos, psicólogos y otros especialistas. El aborda del asma grave debe ser multidisciplinar.

- ¿Qué relación hay entre la alergia y el asma? ¿Hay mayor riesgo de ser asmático si se tiene alergia?

-El asma alérgica suele aparecer a edades tempranas y es frecuente que antes aparezca la alergia, pero no siempre es así, a veces aparecen de forma simultánea. Es importante el diagnóstico temprano de la alergia y tomar medidas como evitar el contacto con el desencadenante o incluso la vacunación durante la infancia. De todas formas, el riesgo de terminar con asma varía en función de la alergia. Las perennes como la alergia a los ácaros y habitual en zonas costeras supone un mayor riesgo que la alergia estacional de la meseta, por ejemplo.

- ¿La gente es consciente de los riesgos que conlleva el asma?

-No, se tiende a considerar que es una patología relativamente benigna que tiene un buen curso porque normalmente es así. No se le da la importancia que merece ni se valora la gravedad de sufrir un ataque de asma porque hay gente que igual solo tiene uno al año, pero se trata de procesos que tienen un elevado coste sociosanitario. El asma es más frecuente que la EPOC y la previsión es que en 25 años aumente un 12% la incidencia. Como la mayoría de asmáticos tienen síntomas leves esto hace que la gente se relaje un poco.

- ¿Qué buenos hábitos debe seguir un asmático?

-El alérgico no puede fumar porque eleva el riesgo de sufrir asma y cuando se tiene asma, el tabaco hace que sean más resistentes a los tratamientos. También es clave el diagnóstico precoz de la alergia.