Hace diez años, dos de cada tres gallegos, fumadores o no, estaban expuestos al humo ambiental del tabaco, en casa, en el trabajo o en las zonas de ocio, sobre todo en estas últimas. Los datos más recientes, dos legislaciones después, a cada cual más restrictiva, permiten constatar que la exposición a lo que la Consellería de Sanidade tacha de carcinógeno se ha reducido al 27%.

Aun así, la traducción a números absolutos sigue siendo elevada: están ahumados por los cigarrillos más de 638.000 gallegos de más de 15 años, sin grandes diferencias entre sexos, aunque sí en relación con el lugar donde se produce el contacto. Y es que, ya que no se puede fumar en el trabajo ni en los bares o restaurantes -aunque los datos muestran que persisten las costumbres censuradas- parece que ahora se impone la opción de llevar los malos humos a casa, como se temía hace años Sanidade.

De hecho, según el avance del SICRI 2017, en el que el Sergas analiza las conductas de riesgo de casi 8.000 gallegos con tarjeta sanitaria, el ámbito en el que los gallegos declararon estar más expuestos al humo ambiental del tabaco, con independencia del sexo o del grupo de edad, fue el propio hogar, con una prevalencia de exposición del 16%. Aunque los lugares de ocio registran dos puntos menos, hay mucha diferencia en la cantidad de exposición: en casa, quienes respiran el humo contaminado lo hacen una media de 17,2 horas por semana, mientras que en el trabajo ascenderían a 14,3 y a 3,9 en el tiempo de ocio.

La Xunta explica que el porcentaje de gallego que tienen que aguantar el humo de los cigarrillos ha variado mucho desde, primero, la ley de implantación de medidas sanitarias frente al tabaquismo, pero el cambio más destacado, subrayan, se produjo en 2011, con una legislación "más restrictiva". Así, en 2005, explica Sanidade, hasta un 95% de los gallegos aseguraba estar expuestos al humo, el 92% aseguraba hallarse expuesto en lugares de ocio y el 52% en el trabajo. La implantación de la normativa de 2005 conllevó una reducción de la exposición global hasta el 70%, que llegó al 26% a partir de 2011, que se mantiene, apuntan desde la Dirección Xeral de Saúde Pública, "sin cambios importantes".

No obstante, para la Xunta, los datos recabados ponen de manifiesto "la necesidad de seguir trabajando en la protección de la población frente a este carcinógeno". Considera el Sergas que las consultas de Atención Primaria constituyen el nivel sanitario "más adecuado" para "educar a la población sobre los riesgos relacionados con la exposición", que afecta, incide, "de forma especial a los niños, en los que aumenta el riesgo de otitis media y de enfermedades respiratorias".

El Sergas no solo analiza la exposición al humo, sino cómo evoluciona la cifra de fumadores. La última encuesta, en 2017, reveló una prevalencia del 19%, la más baja desde que hay estudios, también resultado de las normativas. Este año Sanidade volverá a estudiar estas conductas de riesgo entre la población de la comunidad.