Hay hogares en los que la crisis no pasó todavía a la historia. Y no son precisamente pocos. Cuatro años después de la vuelta al crecimiento en España, del comienzo oficial de la recuperación, una de cada cinco personas es pobre o está en riesgo de serlo. La tasa se situó en el 21,6% el pasado año, frente al máximo histórico del 22,3% registrado en 2016, según la Encuesta de Condiciones de Vida publicada ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Galicia alcanzó los peores datos de pobreza en plena etapa de bonanza, cuando llegó a rozar el 21%. El parón económico frenó en seco la paulatina mejoría que llevaba desde entonces y en 2015 volvió a colocarse en el 19,4%. Entre 2016 y 2017, como sucedió en el conjunto del Estado, el porcentaje se redujo ligeramente tres décimas, hasta el 18,7%, aunque la situación contrasta con el incremento disparado en la franja de población con las rentas más bajas. Los que no superan los 5.546 euros al año, unos 462 euros al mes. Son uno de cada diez gallegos después de aumentar un 46% en solo un año.

Como en otros muchos indicadores sociales y económicos, el mapa de la pobreza muestra varias realidades completamente diferentes en el país con la renta y el peso de los que menos tienen. A la cabeza de los ingresos está País Vasco, con casi 14.400 euros netos por persona. Los navarros y los madrileños superan los 13.000 euros; y Cataluña y Baleares rondan los 12.700. Asturias, La Rioja y Aragón se colocan por encima de los 12.000 euros anuales también, seguidas de Cantabria y Castilla y León, ambas con 11.300 euros.

La media nacional asciende a 11.074 euros, un 3,4% más que el ejercicio anterior. Justo después está Galicia, donde el ascenso fue prácticamente idéntico al del conjunto del país (3,55), con 10.753 euros netos por persona. Castilla-La Mancha, Canarias, Murcia y Extremadura van de los 9.000 a los 8.250 euros. La diferencia entre la comunidad con mayores ingresos por habitante, País Vasco, y la de menos, Extremadura, asciende a 6.147 euros. En 2016, cuando Murcia ocupaba el último lugar, era de 6.072 euros.

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Como es normal por la evidente relación que hay entre los ingresos y el bienestar, la distribución de las autonomías según el riesgo de pobreza se replica como muchas similitudes. Aunque hay también matices. En lo alto de la tabla, por ejemplo, la tasa más baja la mantiene Navarra (8,3%). A continuación figuran País Vasco (9,7%) y La Rioja (9,7%). En la cola aparecen Canarias (30,5%), Andalucía (31%) y Extremadura (38,8%).

Galicia vuelve a ubicarse en la zona intermedia, con ese 18,7%, casi tres puntos inferior a la tasa nacional. Si al riesgo de pobreza sumamos el de exclusión social la cifra en la comunidad sube al 22,6% -el 26,6% en el total del país-, lo que supone un importante descenso en comparación al 25,4% de 2016. Los ciudadanos que viven con carencia material severa disminuyen a casi la mitad, del 4,1% al 2,4%, el menor porcentaje de toda la serie que va hasta 2008. Donde no se nota tanto la recuperación es en las personas que viven en hogares con baja intensidad en el trabajo (todos sus miembros en edad de ocuparse lo hicieron menos del 20% de lo que podrían) : del 13,6% desciende al 12%.

El 10,1% de los gallegos están en el tramo más bajo de las rentas dentro de la división que hace el análisis del INE. Ingresan menos de 5.546 euros al año, alrededor de 462 euros mensuales. En 2016 en ese grupo estaba el 6,9%. Se incrementó, por tanto, un 46%. Solo Baleares experimentó una subida más fuerte en este tramo de recursos. Allí se duplicó. El 47% de toda la población de Galicia, además, no pasa de los 1.000 euros al mes. Los de más ingresos, por encima de los 29.200, se mantienen en el 8%.

Cuatro de cada diez hogares gallegos tienen dificultades para llegar a fin de mes. El año anterior eran cinco de cada diez. La mejora no se nota entre los que tienen muchos problemas para hacerlo: el 6% en 2016 y el 6,2% en 2017. El 39% (45% el año anterior) no puede permitirse ir de vacaciones al menos una semana al año. Y para un 24% (seis puntos menos) es imposible asumir gastos imprevistos. Solo el 3,7% tiene ahora retrasos en pago de recibos. Un 3,7%, el doble en un año, no puede permitirse carne o pescado dos días a la semana.