Uno de los requisitos que deben cumplir todos los aspirantes a conseguir un puesto de trabajo para toda la vida a partir de mañana como docente, oposiciones de Educación mediante, es acreditar su conocimiento del gallego, lo que conlleva cierta ventaja para quienes han crecido en la comunidad y se han formado en su sistema educativo. Hay que tener en cuenta que una de las maneras de acreditar el nivel requerido es haber estudiado Bachillerato o FP2 en Galicia y haber superado la asignatura de lengua gallega.

Esa razón puede estar detrás de que sean solo un total de 253 candidatos a alguna de las 2.050 plazas de maestros, profesores de Secundaria y docentes técnicos de FP los que tuvieron que pre-estrenarse antes que el resto con un examen. E pasado día 8 de junio se enfrentaron a una prueba para demostrar sus competencias en gallego, al no estar exentos del examen.

La cifra es reducidísima si se tiene en cuenta que los aspirantes que manejan desde la Consellería de Educación, sin incluir los en torno a 260 que competirán por las 105 plazas de catedráticos de música y artes escénicas, ascienden a un total de 16.611, según datos de la Xunta. Es decir, quienes no pudieron convalidar sus conocimientos del gallego ni con sus estudios postobligatorios en un instituto, ni con un certificado de la escuela de idiomas o un curso de especialización, entre otras vías que establece la orden que regula la convocatoria, suponen en torno a quince de cada mil aspirantes.

No todos consiguen superar esa prueba extra que se interpone entre ellos y su objetivo. Según informan desde la Consellería de Educación, han conseguido luz verde para proseguir, el ansiado "apto", un total de 164 candidatos, prácticamente dos de cada tres de quienes se presentaron al examen. Los postulantes de maestro lo consiguieron en mayor medida: siete de cada diez, mientras que entre que los que lo intentaban en algún puesto de Secundaria no llegan al 60%.

Los que han pasado el filtro están convocados mañana, junto al resto de los candidatos, que tendrán que afrontar la competencia de otras 23 personas en la especialidad más disputada, Educación Infantil, y que podrán tomárselo con un poco más de tranquilidad si aspiran, por ejemplo, a un puesto como maestro de Francés, un profesor de Secundaria de Matemáticas o un profesor técnico de FP de Instalación y mantenimiento de equipos térmicos y fluidos.

Los casi 17.000 candidatos que se juegan su destino desde este sábado en Galicia son solo una minoría -menos del 6%- de quienes tendrán que demostrar este sábado que reúnen méritos suficientes para optar a un puesto vitalicio al frente de un aula. En todo el país, según difundió ayer el sindicato CSIF en un comunicado, más de 300.000 personas se presentan a las oposiciones para la educación pública en lo que sería, señalan, la primera macro oferta de empleo público desde 2009 en España tras el acuerdo firmado con el Ministerio de Hacienda para estabilizar plantillas. Sobre el tablero hay más de 23.500 plazas, según las estimaciones de la organización sindical, por lo que una docena de personas se disputará cada vacante (en Galicia, una media de ocho).

Con todo, el que se concentren tantos exámenes mañana impide que los opositores gallegos puedan apuntarse en las convocatorias de otras comunidades autónomas para diversificar sus posibilidades de éxito. Casi todas las autonomías coinciden en la cita: Aragón, Asturias, Castilla y León, Castilla-La Mancha, Extremadura, Murcia, Andalucía, Canarias, Cantabria, Madrid, Baleares o Navarra. En el País Vasco las pruebas empezaron ayer.