La detección de una enfermedad en un niño es siempre una noticia inesperada y muy difícil de asimilar para la familia. Una bofetada donde más duele. Miedo, preocupación, incertidumbre, ansiedad, desesperanza, aislamiento y confusión son algunos de los sentimientos que puede generar el diagnóstico, principalmente en los padres, pero también en otros miembros del entorno más cercano del pequeño, y que se intensifican cuando hay que trasladarse a otra ciudad, o incluso a otra comunidad autónoma, para que el menor sea intervenido o tratado de su dolencia.

A Coruña contará, en un futuro a medio plazo, con un hogar temporal dirigido a acoger a las familias de niños ingresados en los centros sanitarios públicos que se encuentren desplazadas para que sus hijos reciban tratamientos de media y larga duración. Un alojamiento tomará forma de la mano de la Fundación Ronald McDonald, cuya presidenta, Blanca Isabel Moreno García, firmó la pasada semana un convenio de colaboración con el conselleiro de Sanidade, José Vázquez Almuíña, que establece que el Servizo Galego de Saúde (Sergas) cederá el terreno para levantar la edificación, cuyo coste de construcción asumirá la entidad fundacional, así como la gestión.

La entrada de huéspedes se coordinará -al igual que sucede con otra iniciativas similares, como el Hogar de Corazones de la Fundación María José Jove, o el piso de acogida que para familiares en el Barrio de las Flores que gestiona la Asociación Gallega de Trasplantados de Médula Ósea (Asotrame)- con la gerencia sanitaria, previa verificación y acreditación de la necesidad asistencial atendiendo a la tipología de la enfermedad, la distancia desde el lugar de residencia y la situación socioeconómica.

La casa McDonald del Hospital Materno Infantil Teresa Herrera de A Coruña será la primera de la fundación en Galicia, aunque ya cuenta con otras en Barcelona, Málaga, Valencia y Madrid. Todas están en el entorno de hospitales, cuentan con entre 14 y 23 habitaciones, y en todas la estancia es a coste cero para los beneficiarios. Desde la puesta en marcha de la primera, en el 2002, han pasado por los hogares 3.000 familias diferentes con más de 7.000 ingresos. La duración media de las estancias en el 2017 fue de 18 días, aunque la gran mayoría residieron en estos alojamientos temporales entre 1 y 10. La entidad calcula que contar con estas casas ahorra a los padres un millón al año en alojamiento y desplazamiento.