La temperatura corporal normal se sitúa entre 37ºC y 37,5ºC, pero existen múltiples factores endógenos y exógenos que pueden hacerla variar. Destacaríamos:

-Momento del día en el que se mide (aumenta 0,5ºC entre las 06.00 y 18.00 horas).

-La estación, siendo un poco más elevada en invierno que en verano.

-La edad (la variación durante la jornada oscila entre 0,2 y 0,3ºC).

-En la población femenina, la temperatura es superior en 0,2ºC de media respecto a la masculina y más variable (aumenta 0,5ºC en la segunda parte del ciclo y al inicio del embarazo).

-La posición durante la medición. Cuando estamos sentados la temperatura es inferior en 0,3ºC a 0,4ºC a la que obtenemos si realizamos la medida de pie.

-La alimentación, el estrés o una intensa emoción pueden aumentarla hasta 0,5ºC.

-Beber alcohol puede provocar variaciones en ambos sentidos (según el tiempo transcurrido entre la ingestión y la medición de la temperatura y la cantidad de alcohol ingerida).

-El ejercicio físico suele aumentar la temperatura corporal.

Numerosos factores de riesgo individuales pueden alterar la adaptación del organismo al aumento de temperatura ambiental frecuente en la época estival. Los lactantes, niños o personas de edad avanzada se ven más afectados, así como los que sufren patologías crónicas debido a los medicamentos para tratarlas. Cuando se produce una ola de calor pueden presentarse dos complicaciones:

-El síndrome de agotamiento-deshidratación como consecuencia de la alteración del metabolismo hidrosódico provocado, principalmente, por la pérdida de agua a través del sudor y que aparece en pocos días.

-El golpe de calor, que se origina a consecuencia de un fracaso agudo de la termorregulación y constituye una urgencia médica extrema porque es de aparición muy rápida (de una a seis horas) y de evolución fatal (en menos de 24 horas) si no se trata rápidamente.

Debemos ser especialmente cuidadosos con el uso y conservación de medicamentos en caso de una ola de calor. Las condiciones específicas de conservación figuran en el envase: medicamentos a conservar entre +2 y +8°C, medicamentos a conservar a una temperatura inferior a 25 ó a 30°C o sin menciones específicas de conservación (en los que la conservación a temperatura ambiente es la que prevalece). En caso de exposición al calor o a temperaturas superiores a las recomendadas por el fabricante, sería recomendable:

-Si son medicamentos que deben ser conservados entre +2ºC y +8 ºC (en frigorífico), no se verá afectada su estabilidad si las condiciones son respetadas y el medicamento se ha sacado del frigorífico pocos minutos antes de su utilización. En caso de temperaturas externas elevadas, se recomienda utilizarlos inmediatamente tras ser sacados del frigorífico.

-Si deben ser mantenidos a una temperatura inferior a 25ºC o a 30°C, el rebasar puntualmente estas temperaturas no tiene consecuencias sobre su estabilidad o calidad, ya que las temperaturas ambientales no están continuamente elevadas y la temperatura que alcanza el medicamento permanece, en la mayoría de los casos, por debajo si se mantiene en un ambiente adecuado en el botiquín de casa gracias a su sistema específico de envasado.

-En cuanto a los medicamentos conservados a temperatura ambiente (sin ninguna mención especial de conservación), no deberíamos preocuparnos por su exposición a temperaturas más elevadas de lo habitual (siempre que se encuentren debidamente conservados en sus envases originales y en adecuadas condiciones en el botiquín de casa).

-Algunas formas farmacéuticas (supositorios, óvulos, cremas, etc.) son bastante sensibles a los incrementos de temperatura. El aspecto del producto después de la exposición al calor (aspecto normal y regular, supositorio no derretido, no excesiva untuosidad, etc...) es el que indicará su estabilidad. Todo producto cuya apariencia exterior parezca visiblemente modificada no debería ser consumido.

-Cuando sea imprescindible transportar un medicamento, es necesario aplicar las mismas precauciones de conservación señaladas por el fabricante. Los medicamentos a conservar entre +2ºC y +8°C deben ser transportados en condiciones que respetan la cadena de frío (embalaje isotérmico refrigerado) pero sin provocar la congelación del producto. Los medicamentos que requieren una temperatura inferior a 25 ó a 30°C y los que deben ser conservados a temperatura ambiente no pueden ser expuestos durante mucho tiempo a temperaturas elevadas como las que se alcanzan en los maleteros o los habitáculos de los coches expuestos al sol (deberían ser transportados en un embalaje isotérmico).Consulta cualquier duda a tu farmacéutico.