¿Encontrar el amor de tu vida o buscar un ligue con el que pasar el rato "y ya se verá"? Este es el dilema al que se enfrentan miles de personas (solteras e incluso con pareja ) cada día y cuentan con las redes sociales como mejor aliado, en concreto las apps para ligar. Deslizar, match, superlike son términos muy familiares (y quien diga que no, miente) para los usuarios de estas herramientas, donde Tinder es el rey indiscutible. Con un movimiento tan sencillo como el de desplazar el dedo hacia izquierda o derecha se puede decidir el propio destino sentimental en pocos segundos.

Hacia la derecha, otra persona recibe tu aprobación, y a la izquierda, tu rechazo, y en este caso ambos perfiles jamás se volverán a cruzar. Algo peligroso, porque quien sabe si un mal movimiento de dedo puede llevarte a perder a esos príncipes azules y princesas de cuento que cualquiera ha querido encontrar alguna vez en su vida. Así funciona el juego, y parece que muy positivamente, ya que en Tinder se registran diariamente 1,6 billones de deslizamientos diarios en más de 190 países que dan lugar a aproximadamente un millón de citas semanales.

También existen otras apps de éxito, como Adopta un tío, con 18 millones de inscritos a nivel mundial; Lovoo, que sirve para conocer gente en zonas muy concretas y cuenta con 70 millones de usuarios; Badoo, con 390 millones de inscritos; Grindr, que se presenta como "la 'app' más grande del mundo para gays, bisexuales y transexuales" o Happn, que permite encontrar a personas con las que te has cruzado en la calle, en el cine...

Pero actualmente cada vez son más los que reconocen que empiezan a flirtear a través de comentarios en las historias que Instagram permite hacer, mediante el chat del Facebook e incluso por Linkedin, que presenta un tipo de perfil más orientado al mundo laboral. En cuanto a los resultados de estas apps, no siempre son positivos, pero en algunos casos como el de Raquel Méndez, de 25 años, pueden ser abrumadores.

La viguesa se descargó la app cuando viajó a Irlanda con unos amigos. "Quise probar por divertirme, lo que no me imaginaba es que en menos de 48 horas me hablarían más de 100 personas. Algunas querían charlar, otras me dijeron piropos e incluso me propusieron quedar directamente sin habernos visto, lo que da bastante miedo", asegura. Se pueden dar otras situaciones, como la de Guillermo González, en el que las apariencias, en este caso las fotos de perfil, engañan. "Quedé con una chica guapa que conocí por la 'app' que parecía alta. Cuando nos vimos mi cara fue un cuadro porque apenas llegaba al 1.50, no sabía donde meterme", recuerda entre risas.

La experiencia de Xurxo Bernárdez tuvo un desenlace inesperado. "Hablé con una chica varios días y dejó de chatear conmigo porque me negué a mandarle fotos ligero de ropa como me pidió. Me sentí un trozo de carne", explicó sonrojado.

Aunque hay escépticos a creerlo, sí existen parejas que se conocieron a través de Tinder y que "vivieron felices y comieron perdices". Un buen ejemplo es el de Jesús Sánchez, que lleva un año de relación con su novia. "Hay que echarle ganas, nosotros tras un tiempo chateando decidimos quedar en persona. Estábamos hartos de tanta pantalla", comenta.

En otros casos, el azar e incluso una buena alineación de los astros, dieron lugar a casualidades como la de Martín Gómez, que conoció a una de sus ex por Chatroulette, una app que permite tener conversaciones por videocámara con gente de todo el mundo. "Un día me apareció una chica de Rusia guapísima en la pantalla, y coincidió que vino de intercambio unos meses a Madrid, donde yo estudié. Pasé de pensar que era un 'hacker' a tener una relación con ella, la vida da muchas vueltas", reconoce sonriente.

Pero no todo son alegrías, ya que algunos como Lola Fernández dejaron de utilizar Tinder por la monotonía. "Me da pereza la gente que no sale del qué tal, qué te cuentas, ni tampoco el plan de los que van a saco", dice. Otros, como David Santos, utilizaron la app después de una relación larga. "Tuve citas que no pasaron de una cerveza. La experiencia me demostró que con esta forma de ligar no conoceré a una persona que me guste de verdad", reconoce.

Algunas voces, como la del experto en redes sociales Guillermo López, indican que "ahora a nadie le avergüenza reconocer que está en Tinder, porque está más normalizado" y destaca que la infidelidad en estas apps "son un clásico". El sexólogo Emilio López destaca que trató crisis de pareja debido a relaciones virtuales. "Los problemas derivan de que un miembro de la pareja haya descubierto infidelidades del otro a través de estas 'app' o por Whatsapp", comenta.

Sociólogos como José Durán aseguran que las comunicaciones virtuales propician "relaciones múltiples y a la vez débiles, con conexiones y desconexiones rápidas, que provocan que las identidades que se forman teniendo como base el soporte virtual estén llenas de inseguridades".