El Tinder es una app muy intuitiva, deslizas el dedo, das like... pero algunos usuarios pagan por usar la versión Plus. Esta variante les proporciona likes ilimitados, cambio de ubicación para ligar en otro país o continente e incluso recuperar un perfil de alguien a quien se haya descartado por error.

Este es el caso de Carlos García, de 28 años, que hace unos meses optó por esta variante pero con una vuelta de tuerca, algo que él mismo ha bautizado como Tinder-Booking. "Cuando viajé a Finlandia concerté desde Vigo una cita con una chica de allí. Tenía alquilado un hostal como plan B, pero finalmente le caí bien y conseguí que me acogiera en su casa los días que estuve en el país", comenta algo cortado. Esta estrategia la utilizó en otros destinos a los que viajó y asegura que "casi siempre funcionó". Habitualmente intentaba contactar a través de la app con mujeres que vivían solas.

Otros como Alejandro Bernárdez, utilizan esta técnica, sobre todo las noches que sale de fiesta, ya que vive con sus padres. "Al no poder subirme a una chica a casa, opto por hacer esto. Si Mahoma no va a la montaña, la montaña va a Mahoma como reza el dicho", afirma. Pero como todo, entre todas las experiencias buenas, hay alguna mala o merecedora de ser recordada, como una que García aún no ha podido borrar de su mente.

"En una ocasión ligué con una mujer de unos 50 años, yo tenía la edad de su hijo, y lo peor vino cuando me llevó a su piso, que estaba repleto de fotos de él. Tenía una mirada desafiante que me hizo sentir tan mal y cohibido, que me fui y no me quedé a dormir", asegura divertido.