Niveles elevados de ansiedad, euforia, pensamientos obsesivos, sensación de culpa y remordimientos y necesidad de mentir para encubrirse son algunas de las señales que advierten de que comprar ha pasado de ser una necesidad o en una actividad lúdica a una conducta patológica que no se puede controlar. Es lo que se conoce como compra compulsiva, adicción a las compras u oniomanía, un síndrome que padecen más mujeres que hombres, y que es cada vez más frecuente en las consultas de los psicólogos gallegos.

La forma de abordar este síndrome es la mismo que la de cualquier otra adicción y uno de los principales factores para superarla es que el paciente tenga conciencia de que tiene un problema. Pero como también sucede en otras adicciones, la conciencia del problema tarda en llegar.

Sin embargo, el síndrome de las compras adictivas tiene un problema añadido y es que todos necesitamos comprar. Por ello, esta patología también resulta difícil de descubrir por parte de quienes conviven con quien la padece, ya que desde fuera no hay diferencias entre la compra normal y la compulsiva.

Entonces, ¿cómo se puede saber si una persona es adicta a las compras? La intensidad, la frecuencia y la duración son los tres criterios que se manejan para diferenciar a una persona que compra ya sea porque necesita adquirir unos artículos determinados o como actividad lúdica de quien lo hace para satisfacer un impulso incontrolable por comprar, acompañado de una sensación de euforia.

"Tenemos que tener en cuenta que al principio es una conducta normal. Todos vamos de compras todos los días. ¿Cuándo se convierte en una conducta obsesiva? Cuando perdemos el control sobre la acción de comprar, y experimentamos sensaciones negativas como culpa o arrepentimiento y consecuencias familiares y laborales derivadas de esta conducta,", explica Alejandra Fernández Rodríguez, vicesecretaria de la junta de Gobierno del Colexio Oficial de Psicoloxía de Galicia (COPG).

Las temporadas de rebajas y otras acciones comerciales como el Black Friday, el Single Day o las liquidaciones por stock que los establecimientos ponen en marcha para incendiar el consumo suelen ser una buena oportunidad para adquirir artículos a un buen precio, pero también pueden ser una trampa para quienes tienen adicción a las compras. Aunque no es la única. Internet se perfila como un gran desafío para aquellas personas con adicción.

"La publicidad, las rebajas y las promociones influyen en la adicción a las comprar, aunque ahora tenemos que tener en cuenta otro factor más reciente: la compra online, que además lo hace complica mucho porque es una compra que se hace de forma privada desde casa y sin relacionarse con nadie, y que además está disponible las veinticuatro horas del día. Si tienes un impulso de comprar por la noche, puedes levantarte, ir a internet y comprar. Creo que en la compra patológica influye mucho más este método de compra que el convencional", asegura la doctora Fernández Rodríguez.

Según la psicóloga gallega, se calcula que la prevalencia del síndrome de compra compulsiva es de entre un 3 y un 7% de la población. "Es un problema que todavía no llega a las consultas como sería necesario, probablemente por la sensación que tienen quienes lo padecen de no es algo serio, hasta que comienza a influir de manera negativa en la vida cotidiana", explica.

La media de edad se sitúa entre los 20 y los 30 años, y las mujeres están más expuestas que los hombres. "La publicidad que se hace influye mucho en este tipo de adicción y esta está dirigida fundamentalmente a las mujeres, a no ser que se trate de compras más específicas, como tecnología o artículos de mayor peso como los coches y motos. También tradicionalmente se nos ha asociado a la compra de la mayor parte de las cosas de casa y personales", explica la psicóloga.

Para superar esta adicción, primero tiene que haber un deseo por parte del paciente de querer cambiar. Una vez que decide hacerle frente, hay que evitar las situaciones de riesgo, como ir a centros comerciales, por ejemplo, y planificar las compras: qué se quiere comprar y cuánto se desea comprar. Es mejor que vaya acompañado de un familiar o amigo para evitar que se deje llevar por los impulsos y no se debe salir a comprar nunca si el estado de ánimo es bajo. Si se ve algún artículo que no se tenía previsto comprar, hay que posponer la compra para ver si la necesidad desaparece.