Un adicto a las compras pasa por distintos estados de ánimo desde que siente la necesidad de comprar hasta que lo hace. Es habitual que comience experimentando una tensión y una excitación excesivas ante la idea de comprar, y un sentimiento de urgencia por hacerlo. No puede dejarlo para más adelante; tiene que satisfacerlo al momento.

En el momento de la compra, siente placer o alivio, y aparece una euforia excesiva. Sin embargo, no disfruta de aquello que ha comprado y normalmente experimenta sentimientos de culpabilidad. De hecho, es normal que devuelvan lo que ha comprado, lo regale o lo guarde sin llegar a estrenarlo.

El adicto siente la necesidad de comprar varias veces a la semana. Según los expertos, si una persona tiene diez episodios de compra intensa e incontrolada al mes durante al menos seis meses, puede decirse que es adicta.

En el caso de que la persona sienta el impulso de comprar y no pueda hacerlo en ese momento, puede tener sentimientos depresivos de vacío, irritabilidad y nerviosismo por haberse visto privada de esa actividad. "Las compras irán ocupando cada vez más parte de su tiempo, interfiriendo en los distintos ámbitos de su vida, ya que descuidará otras actividades y obligaciones", explica la doctora Alejandra Fernández Rodríguez. Esto, a su vez, generará conflictos con la pareja, familia y amigos, e incluso económicos y laborales. Para poder continuar comprando, mentirá sobre el tiempo y el dinero empleados en las compras.