Las vacaciones son un tiempo para relajarse en las costumbres, aunque en el caso de los niños, es recomendable que esta relajación no se aleje en exceso de las rutinas, ya que puede influir negativamente en el estado de ánimo del menor. Una falsa creencia común entre muchos padres es pensar que pueden prolongar sus salidas hasta altas horas de la noche si el niño se ha quedado dormido en su sillita. "En muchos casos, el niño acaba durmiéndose de puro agotamiento, y aunque le veamos que está dormido y que parece tranquilo, su descanso no es bueno, al igual que tú no descansas igual en un sofá que en la cama. Y luego, al día siguiente dices que el niño está impertinente", explica la jefa del servicio de Pediatría de Povisa, que recuerda que por las rutinas del niño, este seguirá despertándose a la misma hora de siempre, con lo que sus horas de sueño serán menos y, según la edad del pequeño, también la de los padres, que se verán obligados también a levantarse.

Según María José Domínguez, no se trata de mantener las reglas inamovibles, pero sí de "usar el sentido común". "Lo ideal es mantener las rutinas del niño. Evidentemente, en vacaciones estamos más relajados y también vamos a serlo con el niño, pero hay que intentar, dentro de lo posible, que sea lo más próximo a la rutina diaria", insiste.