El Consello de Contas lo repite año tras año como un mantra: se necesita un sistema estable de financiación de la sanidad gallega así como "medidas rigurosas para su cumplimiento". El dinero que presupuesta la Xunta nunca llega para atender las necesidades sanitarias. En 2016, el último año fiscalizado, se tuvo que incrementar en 332 millones de euros la dotación para el Servizo Galego de Saúde (Sergas).

Y el gasto farmacéutico absorbe un 30% de estos recursos, de ahí que la Xunta y Gobierno central adoptaran desde hace años medidas para reducir la factura en recetas, desde promover los genéricos, elevar el copago, sacar de la financiación pública determinadas medicinas...

Estos recortes permitieron rebajar el gasto en recetas, pero no el de los fármacos que se dispensan en el hospital. Y Contas critica el sistema de compras de la Xunta, en el que cada hospital negocia con los laboratorios los fármacos que necesita.

El órgano fiscalizador analizó las compras de veinte especialidades farmacéuticas por parte de los hospitales gallegos y encontró que pagaron por el mismo fármaco tarifas que difieren hasta un 800%. Contas advierte que si se hubieran centralizado las compras y adquirido al menor precio, el ahorro hubiera sido de 5,6 millones de euros, un ocho por ciento menos. Si esto se hace extensible a todo el gasto farmacéutico hospitalario, el Sergas se podría haber gastado 34 millones menos.

Contas critica además que existe un elevado grado de concentración de la oferta en pocos laboratorios y que estos imponen, en ocasiones, un paquete cerrado de fármacos en el que incluyen a veces productos de escaso interés.