Hace poco más de un año la Consellería de Sanidade lanzaba la voz de alerta: el número de casos registrados entre enero y junio en Galicia de hepatitis A multiplicaba por cuatro los del mismo periodo del año anterior (de 5 a 22), un incremento de la incidencia que el departamento de salud pública consideró como un "brote" y que motivó que invitase a los adultos pertenecientes a los grupos de riesgo a vacunarse, inmunización que sigue recomendando este año porque las cifras de casos no han dejado de aumentar.

Así, aunque lejos de la incidencia que tienen otras dolencias de declaración obligatoria como la sífilis o la infección gonocócica, la Consellería de Sanidade refiere en su web para el año pasado un total de 92 casos de hepatitis A en la comunidad gallega, una cifra que supone triplicar los notificados durante el ejercicio anterior, el de 2016, cuando habían ascendido a 31 y ya habían implicado, a su vez, triplicar el número registrado durante 2015, cuando se comunicaron 11. En 2014 se había declarado el número más bajo de la serie temporal: cinco casos, igual que en 2007.

Respecto a la tendencia que manifiesta la enfermedad durante este año, la Xunta señaló a finales del pasado mes de abril que con respecto a la situación epidemiológica en la comunidad, "se mantiene el aumento en la incidencia de esta infección desde el año 2016, afectando fundamentalmente a personas de entre 20 y 44 años, principalmente hombres que tienen sexo con hombres (HSH)". En una nota informativa publicada entonces, Sanidade añade que "este año el brote, aunque con una bajada de la incidencia, continúa activo" y recordaba que "la medida fundamental de control" es la vacunación.

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Precisamente a finales de abril de este año -cuando se contabilizaban 11 casos desde enero- el Sergas ofrecía estas explicaciones al "restablecer" la inmunización de los adultos de riesgo, frente a la hepatitis A y una vez solucionado, por parte de las firmas farmacéuticas, el problema de desabastecimiento de la vacuna.

Aunque desde que el departamento dirigido por Jesús Vázquez Almuíña arrancó la inmunización a los colectivos de riesgo a mediados de junio del pasado año, el Sergas distribuyó 3.691 inyecciones hasta que retomó la vacunación, desde el primer momento avisó a los centros de salud de que problemas de producción de las inyecciones afectaban a su suministro y que, por tanto, las dosis estarían destinadas solo a los grupos de riesgo "prioritarios".

Las instrucciones del Sergas son la de administrar vacunas a los siguientes grupos, entre otros: contactos estrechos de personas con hepatitis A; personas con hepatopatía crónica por su "mayor riesgo" de desarrollar una hepatitis fulminante; quienes recibieron o están a la espera de un transplante hepático; personas con "conductas sexuales de riesgo: hombres que tienen sexo con hombres con múltiples parejas y profesionales del sexo"; quienes se inyectan drogas y aquellos con riesgo "ocupacional", es decir, que trabajan con el virus, además de viajeros a zonas endémicas.

Aunque el modo más habitual, según Sanidade, de que se transmita el virus de la hepatitis A es la vía fecal-oral, por alimentos o agua contaminada, tras mejorar las condiciones higiénicas apunta que el mecanismo "más común" tanto en Galicia como en España "acostumbra a ser por las relaciones sexuales oroanales u orogenitales". Así explicó el brote anterior de la dolencia, que se produjo en 2008 y 2009, aunque desde 2000 la incidencia anual de la hepatitis A se mantenía en Galicia por debajo de un caso por cada 100.000 habitantes, "en un nivel de endemia bajo".