La endometriosis afecta a una de cada diez mujeres en edad fértil. Sin embargo, aún son pocas las que conocen esta enfermedad y aún menos las que tienen información sobre sus síntomas. Este silencio que arrincona a las afectadas es, precisamente, uno de los obstáculos que trata de derribar Andrea González Sixto, una sadense que desde hace unos meses recoge firmas a través de Change.org para dar a conocer esta dolencia y, sobre todo, reclamar a la Xunta la puesta en marcha de una unidad de referencia para su tratamiento en Galicia. En la actualidad, hay consultas específicas en A Coruña (en el Hospital Materno Infantil Teresa Herrera), Ourense y Vigo, pero esta joven de 24 años considera que la atención es insuficiente. Su iniciativa en la plataforma virtual supera ya los 21.500 apoyos. "Mi caso es algo complicado, aunque realmente casi todos lo son", comenta Andrea, quien considera que es necesario un equipo multidisciplinar de atención para una enfermedad que, solo en la comunidad gallega, podría afectar, en mayor o menor grado, a unas 60.000 mujeres.

El desconocimiento que hay entorno a esta patología hace que el primer paso obligatorio de un médico ante el diagnóstico sea explicar a la paciente en qué consiste exactamente: "La endometriosis es una enfermedad benigna crónica que consiste en el crecimiento de endometrio, el tejido de revestimiento del útero, en otras partes del cuerpo -pelvis, ovarios, trompas de Falopio, intestinos, vejiga y recto, y ocasionalmente en pulmones y estómago-, en forma de implantes, nódulos o endometriomas", explica la jefa del Servicio de Ginecología del Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña, Belén López Viñas. Los dolores abdominales fuertes son el síntoma más frecuente de esta dolencia, y también el más confuso, ya que se suelen confundir, a menudo, con los de la regla. El dolor al tener relaciones sexuales o molestias fuera de la menstruación también pueden ser señales de que algo no va bien.

"Una de las características principales de esta enfermedad es el dolor. Dolor con la regla y la ovulación, que acaba convirtiéndose en dolor pélvico crónico, dolor con las relaciones sexuales... siempre dolor, que llega a incapacitar (puede llegar a causar infertilidad) y que no se alivia con ningún analgésico común como el paracetamol", destaca Andrea.

La endometriosis es, no obstante, la enfermedad de las mil caras, pues se manifiesta de forma diferente en cada mujer. Incluso, esta patología es asintomática en entre el 15 y el 30% de los casos, según revela la Guía de atención a las mujeres con endometriosis en el Sistema Nacional de Salud (SNS). A la consulta específica del Chuac, en marcha desde 2016 y que atiende a unas 400 pacientes cada año, se derivan "los casos más graves, de grado 4", especifica la jefa de Ginecología del complejo hospitalario coruñés, quien reconoce que la investigación avanza a cuentagotas, pese a que se desconocen las causas de esta dolencia que, a día de hoy, no tiene cura. "De ahí la importancia del diagnóstico precoz, fundamental para evitar que avance y que se cronifique el dolor", señala.

La cirugía para extraer el tejido endometrial implantado fuera del útero y la terapia hormonal -píldoras combinadas o con progestágenos- son los dos tratamientos más comunes, aunque la doctora López Viñas recuerda que la endometriosis es una patología con tantas aristas que hay que "personalizar" cada caso, ya que lo que funciona en una paciente puede no ser lo adecuado para otra.

"Actualmente, yo tomo a diario tramadol (un opiáceo) y, aún así, en lo que va de año me han puesto varias veces morfina y ni siquiera de esta forma logro vivir sin dolor. A mí, como a muchas otras chicas, esta enfermedad nos provoca tanto dolor que tenemos que ir continuamente a Urgencias o al hospital, nos impide asistir a clase o trabajar con normalidad. Condiciona, totalmente, nuestra vida", subraya Andrea, quien admite que la endometriosis es difícil de diagnosticar - "se tarda entre siete y diez años", sostiene-, lo cual no favorece la atención de las pacientes. "A veces le llaman la enfermedad invisible porque no se ve en pruebas de imagen y llegamos al médico diciendo que tenemos dolor con las relaciones, con la regla, en la ovulación -en mi caso, por ejemplo, se ha terminado convirtiendo en dolor pélvico crónico- y los médicos no tienen pruebas, más que el quirófano, para saber exactamente lo que hay", concluye.