El cuidado de dependientes supone una sobrecarga física y psicológica para más de la mitad de los familiares que los atienden, es decir, para unos diez mil gallegos del total de 18.400 que asumen estas tareas. Una investigación realizada por psicólogos en Galicia desvela el desgaste que supone para los cuidadores hacerse cargo de sus parientes enfermos.

La dedicación media al familiar en situación de dependencia es de 16,7 horas diarias a lo largo de doce años. Se quejan de que no tienen tiempo para sí mismos -el 60,7% de los entrevistados-, cuatro de cada diez creen que su salud ha empeorado y casi la mitad asegura que no dispone de dinero suficiente para cubrir sus gastos.

El estudio, publicado en la Revista Española de Geriatría, ha sido elaborado por un equipo de psicólogos dirigido por Fernando Lino Vázquez de la Universidade de Santiago. De entre los 18.410 cuidadores recogidos en el registro oficial de la Xunta se eligió un muestreo representativo de trescientas personas que fueron sometidas a una evaluación psicológica. "Un 55,4% presenta sobrecarga. Es un número significativo que hace necesario desarrollar intervenciones psicoterapéuticas para aquellos que ya la están sufriendo y estrategias preventivas específicas para los que no la han desarrollado", concluyen en su investigación.

El perfil de un cuidador es el de una mujer, con una edad media de 55 años. La mayoría vive en pareja y solo cursó estudios primarios. La práctica totalidad de los familiares que se ocupa de dependientes no trabaja fuera de casa (el 86,4%) y el 60% tiene ingresos mensuales inferiores a los 2.000 euros.

Lo más habitual es hacerse cargo de los padres -cuatro de cada diez cuidadores están en esta situación-. El perfil del dependiente al que tienen que atender es el de una mujer (70%) con una edad media de 74 años. Y, con diferencia, lo más frecuente es que sufra demencia (38%). Según los psicólogos, hay factores que influyen en una mayor sobrecarga para el cuidador. Por ejemplo, no tener trabajo fuera de casa. Esto se debe a que son los que dedican más horas a atender a sus parientes enfermos. Y también pesa el carácter de la persona que asume esta carga. Si es inestable emocionalmente hay más posibilidades de que se sienta sobrepasado y estresado. La falta de apoyo social también incrementa el desgaste.

La mitad de los cuidadores dice sentirse estresado por la dificultad de compaginar la atención a su familiar con sus otras obligaciones y señala que su vida social ha empeorado. Además un 35% echa en falta más privacidad.