Era uno de los eventos del año, y no es para menos. La Luna se tiñó de rojo anoche con el eclipse lunar total más largo del siglo XXI, con una duración de 102 minutos y visible en buena parte de España. El fenómeno causó gran expectación, pese a ser más habitual que los eclipses solares. En A Coruña, decenas de personas se reunieron en el Parque dos Menhires, convocados por la Agrupación Astronómica Coruñesa ÍO, la Torre de Hércules y el Consorcio de Turismo, para seguir ese espectáculo, conocido popularmente como luna de sangre. No obstante, las nubes limitaron la visibilidad del eclipse, como se preveía. En otros puntos de Galicia, como las zonas montañosas de Ourense, el fenómeno fue más perceptible.

La Luna salió en la comunidad gallega por el sureste y ya medio eclipsada. "Veremos el eclipse en la mitad de su proceso", avanzaba, el jueves, el presidente de la Fundación Ceo, Ciencia e Cultura, Enrique Alonso: "Por nuestra ubicación en la Península, lo observaremos casi una hora más tarde que en Barcelona, pero ya con el fenómeno avanzado", destacaba, quien aconsejaba elegir lugares "altos y amplios, sin obstáculos visuales" para seguir el espectáculo único en este siglo. "En función de la benevolencia de la climatología, si está el cielo despejado se podrán observar los tres planetas", explicaba Alonso.

Sin protección especial

¿A qué se debe ese color rojo que se ha vinculado históricamente a un mal augurio? La razón es que la luz solar que atraviesa la atmósfera terrestre dibuja una parábola y se precipita sobre la superficie de la Luna.

Los eclipses de Luna no requieren de un equipo especial para observarlos, ya que no son dañinos para la vista -como sí sucede con los de Sol-, por lo que se pueden observar directamente con gafas, con un telescopio... Eso les diferencia de los eclipses de Sol. A poca distancia de la Luna estuvo Marte, generalmente difícil de observar mediante telescopios. Anoche, solo Júpiter fue más brillante.