El desempleo, la precariedad laboral y las rentas bajas tienen un impacto negativo en la salud. Esto es algo que se sospechaba, pero ahora tiene evidencia científica. Investigadores de la Universidad de Granada (UGR) han demostrado la correlación entre trabajo y salud en un estudio que publica la revista especializada Quiality of Life Research, en el que analizan los cambios en el mercado laboral español durante los años más pronunciados de la crisis económica (2007-2011) y su impacto en los trabajadores.

"El estudio es muy interesante porque la influencia del trabajo en la percepción de la salud de la persona era algo que se intuía, pero ahora no se había podido demostrar. Ahora hay evidencia científica porque se ha demostrado utilizando para ello una metodología experimental contrastada", afirma Julio Fernández Morandeira, miembro de la directiva de la Sección de Psicología del Trabajo y de las Organizaciones del Colexio Oficial de Psicoloxía de Galicia (COPG).

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), "la salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades". Por tanto, el concepto de salud implica tres componentes: uno objetivo, relacionado con la integridad y la funcionalidad orgánica; otro adaptativo, referente a la capacidad de integración biopsicosocial del individuo, y otro subjetivo, que incluye la creencia de bienestar y la percepción individual de la salud.

Pues bien, lo que demuestra el estudio de la UGR es que el desempleo y, especialmente, la precariedad laboral están vinculados con un incremento de sufrir una peor salud percibida, dato que se emplea en los estudios que analizan la salud en relación con las desigualdades sociales.

"El concepto de enfermedad está muy ligado a la idea de que tengas un problema físico, pero la salud también es el bienestar de la persona, que esta se sienta bien, y si no se siente bien el concepto de bienestar se resiente. Hay cuestiones que no son físicas que hacen que la persona sufra", explica el psicólogo.

Los autores del estudio explican que el gasto en servicios públicos -sanidad, educación y protección social- fundamentales resultaría insuficiente para corregir el deterioro en la salud percibida y señalan la importancia de implantar políticas encaminadas a reducir la precariedad laboral, ya que, mejorar las condiciones laborales tendría un efecto positivo en la salud de la población.

"Cada persona tiene un sistema de autoprotección que le ayude a superar situaciones complicadas, pero está claro que si problemas como el desempleo o la precariedad laboral y/o salarial se extienden durante un periodo amplio, como el que abarca el estudio, es difícil que pueda resistirlos y, evidentemente, tendrá algún tipo de consecuencia. Hay comportamientos o determinadas percepciones que se pueden instaurar de modo más permanente y que pueden prolongar la idea de las personas de que están peor o se sienten peor", explica Fernández Morandeira.

El experto gallego también comparte la idea de los investigadores de la Universidad de Granada de que es preferible articular medidas para acabar con los trabajos precarios que estructuras medidas para solucionar el problema, aunque reconoce que no es sencillo. "Estamos en un sistema social complejo, donde todo está conectado, y en el que elementos como la introducción de las nuevas tecnologías, la globalización, etcétera son retos a veces difíciles para el individuo, que a una determinada edad puede encontrarse sin trabajo y sin las habilidades que exige hoy el mercado laboral", dice.

En su opinión, unas mejores condiciones laborales no solo benefician al trabajador; también a la empresa. "Un trabajador que se encuentra a gusto en su trabajo, que puede expresar sus opiniones libremente sin temer a las represalias y cuyo trabajo se valora y no es tratado como un número es mucho más creativo y productivo, lo que se traduce en un mayor beneficio para las empresas", advierte el experto en psicología del trabajo del COPG.