Paso histórico de la Iglesia católica: el Catecismo declarará "inaceptable" la pena de muerte. El papa Francisco ha aprobado la modificación del artículo 2.267 del texto doctrinal católico, promulgado en 1992 durante el pontificado de Juan Pablo II, que consideraba que la ejecución "por parte de la autoridad legítima" podía ser "una respuesta apropiada a la gravedad de algunos delitos y un medio admisible, aunque extremo, para la tutela del bien común".

El prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Luis Ladaria Ferrer, fue el encargado de presentar ayer este cambio del Catecismo. En el nuevo texto se subraya que "la Iglesia enseña, a la luz del Evangelio, que la pena de muerte es inadmisible, porque atenta contra la inviolabilidad y la dignidad de la persona, y se compromete con determinación a su abolición en todo el mundo". Frente a la doctrina anterior, que sí admitía la pena de muerte en algunos casos extremos, la modificación reconoce que "hoy está cada vez más viva la conciencia de que la dignidad de la persona no se pierde ni siquiera después de haber cometido crímenes muy graves" y "se ha extendido una nueva comprensión acerca del sentido de las sanciones penales por parte del Estado". Y por otro lado, añade, "se han implementado sistemas de detención más eficaces, que garantizan la necesaria defensa de los ciudadanos, pero que no le quitan al reo la posibilidad de redimirse".

De este modo Francisco, que siempre se ha mostrado contrario a esta práctica, que ha calificado de "humillante", ha cambiado la postura de la Iglesia, recogida en un Catecismo promulgado en 1992. En aquella versión validada por Juan Pablo II, hoy santo, se subrayaba que "la enseñanza tradicional de la Iglesia no excluye, supuesta la plena comprobación de la identidad y de la responsabilidad del culpable, el recurso a la pena de muerte si ésta fuera el único camino posible para defender eficazmente del agresor injusto las vidas humanas".

En el texto, también en el Compendio de Benedicto XVI de 2005, se reconocía que "si los medios incruentos bastan para proteger y defender del agresor la seguridad de las personas, la autoridad se limitará" a los mismos, pero indicaba al mismo tiempo que "los casos en los que sea absolutamente necesario suprimir al reo suceden muy rara vez, si es que ya en realidad se dan algunos". Era un pequeña puerta abierta a la tolerancia ante la pena de muerte que ayer cerró el pontífice argentino. Para presentar la modificación, Ladaria envió una carta a los obispos de todo el mundo en la que subraya que el nuevo desarrollo "descansa principalmente en la conciencia cada vez más clara en la Iglesia del respeto que se debe a toda vida humana". Por otro lado defendió que la nueva formulación "quiere ser un impulso" para promover que se reconozca la "dignidad de cada vida".