Las complicaciones que le está generando la negativa que denuncia del Servizo Galego de Saúde (Sergas) a operarle de la vesícula son cada vez mayores. "Los médicos que me atienden me tienen que aplicar incluso morfina por los dolores que tengo", asegura este paciente gallego.

Absolutamente desesperado reconoce que su calidad de vida pasa ineludiblemente por un quirófano que nadie le ofrece, "no estoy en ninguna lista de espera porque básicamente me han dicho que no me pueden operar por mi peso. Tengo 47 años y tengo que tomar Sintrom. Nadie sabe las dificultades que paso, solo mi familia y yo", asegura este vecino de la localidad pontevedresa Vilagarcía de Arousa.

Atrás ha quedado también su vida laboral. Su último trabajo fue en 2012 ejerciendo de cocinero en el campo de golf de Meis. Desde entonces sus dificultades de movilidad y su cada vez mayor dependencia le han limitado no solo físicamente, sino también económicamente.

Con todo ello, Baltasar no pierde la esperanza de poder mejorar su calidad de vida. El paso por el quirófano es materia obligada para poder conseguirlo, pero de momento la incertidumbre es la única realidad que se encuentra.