La playa, ríos y piscinas son los reyes del verano. Hay que aprovechar el buen tiempo, aunque a veces escasee, para darse un chapuzón. Pero estos espacios tienen sus riesgos y prevenirlos es esencial para evitar tragedias.

Este verano las playas gallegas ya han sido testigos de varios incidentes que han resultado fatales. La Real Federación Española de Salvamento y Socorrismo, hasta el 15 de agosto, ya contabilizaba 31 fallecidos por ahogamiento en Galicia, siendo la comunidad líder en este tipo de siniestros.

La información y la prevención de riesgos son la clave para evitar los incidentes en las playas, piscinas y otras zonas de baño. Una mayoría de los ahogamientos se debe a imprudencias, muchos factores que pueden poner en peligro la vida de los bañistas y que son fácilmente evitables.

"La hidrocución es como una especie de electrocución, pero debida a la temperatura del agua", explica el socorrista gallego Rodrigo Trelles. Este efecto se da al pasar de una temperatura alta a una fría de forma brusca y muchas veces puede acabar en la perdida de la consciencia.

"Hay que entrar despacio al agua, sobre todo si has tenido una larga exposición al sol", indica el jefe de SAMU (Servicio de Asistencia Médica Urgente) Antonio Trigo. La hidrocución se da muchas veces porque las personas se meten al agua después de una exposición prolongada al sol, cuando su cuerpo está caliente. Este choque térmico produce el shock.

Evitar las horas más calientes y las exposiciones largas es fundamental. Un paso que, además de ser importante para el cuidado de la piel, también puede prevenir incidentes graves en la playa. "Las bajadas de tensión y los golpes de calor pueden ser muy peligrosos en el agua", explica Trigo. "La hidratación es clave, pero también no excederse con la exposición", añade.

En el caso de las personas con problemas cardiovasculares las precauciones tienen que ser mayores. La tensión juega un papel determinante a la hora de sufrir golpes de calor o choques térmicos. "La gente joven suele tener problemas por no evitar riesgos, pero los mayores en general son casos debidos a problemas de salud", explica Trigo.

El alcohol y algunos fármacos también son factores de riesgo, ya que afectan directamente a la tensión, por eso hay que adoptar precauciones extra en el caso de tomarlos. Lo mismo ocurre con las comidas copiosas, "lo que normalmente conocemos como un corte de digestión", comenta Trelles, que en realidad no es más que una hidrocución.

Desfibriladores

La implantación de desfibriladores automáticos en las playas y certificar la cualificación para su uso es una de las exigencias más repetidas por los socorristas. "Es un aparato que puede salvar muchísimas vidas en el momento", explica Trelles.

Conocer las zonas de baño, las corrientes o la señalización por banderas, y hacer caso a indicaciones de los propios socorristas parece algo poco importante para una parte de los bañistas, que ignoran los riesgos. El pasotismo es una queja frecuente del personal de Salvamento. "La gente solo hace caso a los socorristas cuando pasa algo y hay que ir a sacarle del agua, nunca cuando se lo dices a la primera", critica Trelles.

Es fundamental para controlar las zonas de baño y las zonas donde está prohibido. Informarse de cómo es la playa, que zonas son peligrosas o tienen corrientes, antes de ir es un paso importante para prevenir los riesgos, concluye el socorrista.