La revolución tecnológica de los últimos años ha creado nuevas religiones. Frente a la pérdida de relevancia de las tradicionales, emergen otras que son capaces de conseguir más seguidores que las clásicas y en mucho menos tiempo. Es el caso, por ejemplo, de Apple cuyos adeptos se cuentan por legión y son capaces de hacer noche frente a una de sus tiendas para comprarse el nuevo modelo de la marca, aunque les cueste un riñón y la mitad del otro.

La última religión viene de Oriente. La compañía china de móviles Xiaomi gana adictos día a día. En el segundo trimestre del año vendió 32 millones de smartphones en todo el mundo. Más de 350.000 al día. Ya es la cuarta empresa que más móviles vende, solo superada por Samsung, Huawei y Apple. En España ya es la tercera tras desbancar a la mamá de los iPhone. A nivel mundial su cuota de mercado se ha duplicado en el último año: del 3,4% al 7,4%.

Millones de personas ya tienen un terminal de Xiaomi y, lo más importante, la inmensa mayoría son adeptos convencidos a la marca que la recomiendan al primero que se cruza en su camino. Eso es tener fe, que, al fin y al cabo, es la base de todas las religiones.

Sus tres competidoras tienen, al menos, más de tres décadas de vida. Xiaomi, solo ocho años. Fue fundada en 2010 y su primer móvil lo lanzó en 2011. En 2013 sacó al mercado su modelo Mi3 y sus primeras 100.000 unidades se vendieron en menos de minuto y medio. Eso también es tener fe. Ese mismo año colocó su Mi2S como el smartphone más popular de la superpoblada China, por encima, en esos momentos, del iPhone 5 de Apple y el Galaxy S4 de Samsung.

Pero, ¿cómo ha conseguido este éxito tan vertiginoso en tan poco tiempo? ¿Cómo es posible que millones de personas tengan un Xiaomi en su bolsillo y sean los primeros en publicitar la marca?

Pues precisamente por eso, por su bolsillo. Los móviles de Xiaomi son los más baratos en comparación con su competencia. A igualdad de prestaciones, los teléfonos de la marca asiática son los más económicos. La agresiva política de precios es la principal causa del fulgurante éxito de Xiaomi. Establece el valor del terminal casi a precio de coste de los materiales. Aunque tiene truco. Cuestión de marketing. El principal beneficio de la compañía no llega de sus gama baja y media (Redmi y Redmi Note), que son las que más compran sus seguidores, sino de su gama alta (Mi).

Otra de las claves de su éxito es que pese a que los móviles de Xiaomi son baratos son de buena calidad y ofrecen todo lo que un usuario busca en un smartphone.

La tercera clave de su fulgurante trayectoria es su catálogo de modelos. Continuamente está sacando nuevos teléfonos. Cuenta con más de 50. La gama Mi tiene los móviles más punteros, con los procesadores más potentes y con los precios más altos, aunque siempre dentro de la contención que caracteriza a la marca. La familia Redmi es la más vendida porque son móviles baratos, pero de calidad.

Y la cuarta clave de su éxito, aunque a mucha distancia de las tres anteriores, es que además de vender móviles baratos de calidad, también pone en el mercado toda clase de productos como televisiones, ordenadores, zapatillas de deporte, aspiradoras, patinetes eléctricos, cepillos de dientes, cafeteras, toallas, camisetas, mochilas, bolígrafos y hasta paraguas. Todo este universo Xiaomi provoca que sus compradores-seguidores tengan la sensación de pertenecer a una familia. La familia Xiaomi. Como si fuese una religión.