Lleva 33 años en la docencia y, aunque ha cumplido los 60, Suso Rodríguez Amil no se ha decidido todavía a dar el paso de jubilarse, que le apartaría de su actual tutoría de 6º de Primaria. Aunque todavía le falten dos años para juntar el cien por cien de la pensión, 33 años le sirven para dar testimonio de cómo la "educación cambió mucho, la sociedad cambió", y lo propio hicieron el alumnado, las familias, el profesorado, la administración...

Para este docente que iba para ingeniero, como quería su padre, y que a los tres años desafió ese destino y hasta el día de hoy está "feliz" de su decisión, los niños de ahora son más "egocéntricos", ya no salen a la calle a jugar con otros pequeños, como antes, cuando "se compartía todo", "tienen muchos más recursos en casa" y una "mayor protección" de la familia que, en algunos casos, se convierte en "superprotección". Además, la escolarización total, dice, hace que el profesorado tenga que tratar "multitud de trastornos que antes no se consideraban".

En lo que respecta a la familia, este profesor, que se estrenó en las aulas en Educación Física, detecta una "mayor permisividad" en la educación de los hijos, constata una "falta de atención diaria" ocasionada por el hecho de que los dos progenitores trabajan o apunta, entre otras experiencias, el hecho de que haya familias "que prefieren utilizar el WhatsApp para comentar en lugar de la tutoría para informarse".

Los docentes también han tenido que reciclarse: Amil ve al profesorado "más preparado, con más recursos y atención individualizada", pero también con "dificultad para incidir en la educación familiar" y expuesto a una "falta de respaldo familiar y social". "Es muy difícil tomar decisiones en el aula que muchas veces no vienen apoyadas por las familias", lamenta. Porque cree que si la responsabilidad del docente es "muy grande", la de los padres es "mayor" y se precisa de su colaboración. "Porque sus hijos conmigo están dos años, pero con ellos, el resto de la vida", argumenta.

La administración tampoco es indiferente al paso de los años: a su juicio, existe una "excesiva burocratización", a la que tampoco puede sustraerse el docente, señala, y apunta que esta "nueva sociedad y las nuevas tecnologías" generan "demasiados protocolos": de convivencia, de acoso, de absentismo, de alerta...

Un año más, Amil vuelve a las aulas. En el ritual hay parte de "rutina", porque “conoces a los alumnos, a las familias, a los compañeros", comenta, y parte de "nuevas ilusiones, pero mucho bagaje en la maleta". "Sabes que vas a dar un nuevo paso y quieres que los que te acompañan avancen contigo", señala.