No están tan nerviosos como sus alumnos ante la vuelta al cole, pero también viven los días previos al regreso a las aulas entre la "intriga" de saber qué les tocará y si serán capaces de hacerse con el aula, como cuenta el catedrático de Historia Javier Gómez, la "ilusión" de un nuevo año que comienza, como explica Ángeles Legaspi, la "responsabilidad" que implica formar a personas que deben salir listas para trabajar, como apunta Virginia Prieto, que da clases en FP, y sobre todo con papeleo, mucho papeleo, del que no se libran los docentes, como cuestiona Suso Rodríguez, 33 años de experiencia, aunque toca sobre todo a los equipos directivos. "No me querría ver en una jefatura para hacer los horarios", señala Virginia, a quien a su vez le inquieta el llegar a dar todo el temario teniendo en cuenta el "ritmo" de sus alumnos. Son algunos ejemplos de los más de 30.100 docentes, en cifras provisionales de la Consellería de Educación, que asumirán durante horas, días y meses la formación de unos niños que ven más "inmaduros" que en el pasado. Algunos, como Javier, intranquilos por sus alumnos en selectividad, dada la "tensión" que les provoca, y otros, como Suso, que detectan una "falta de respaldo" familiar y social. A todos les gusta su profesión, aunque, como le pasa a Luis Vilán, director de instituto, donde cada año tienen que gestionar el currículum académico de unos mil alumnos, tengan tanta carga de trabajo que a veces la madrugada (o incluso el sábado) pilla a todo el equipo directivo in fraganti trabajando en el instituto.

Antes de arrancar, la incertidumbre fue una de las marcas fundamentales: qué materia tocará, qué horario... Una agenda que delimitará sus vidas un curso. Eso, y el número de alumnos por aula, cuestión central para Virginia o Javier, quienes creen que si es elevado condiciona la metodología y el rendimiento. También a Ángeles, pero al revés, porque en 20 años vio caer la matrícula a la mitad. Cada año, esta docente de Muros vive la incertidumbre del goteo de matrícula: ¿llegará para mantener la unitaria? Este año sí: 9 inscritos. También el número de alumnos preocupa a Vilán: ¿habrá quorum para impartir ciertas materias?

Como directivo, Luis está ocupado en encajar las piezas del ingenio que dirige, donde conviven ESO, Bachillerato y FP. Este año además del encaje de bolillos de las matrículas y los habituales "plazos ajustados", que apunta bajo el epígrafe "dificultades", tocaron obras y más tareas, pero son gajes de tener, por ejemplo, un aula de peluquería que ya quisieran para sí las (otras) "de verdad".