La vuelta al cole es un momento complicado para los niños. Los pequeños deben enfrentarse al final de las vacaciones, lo que significa que se acaba la flexibilidad y la falta de rutinas, la diversión sin límites y el abundante tiempo libre.

Este momento del año expone al niño a un montón de emociones negativas a las que debe hacer frente y que si no son bien gestionadas pueden convertirse en un foco importante de conflicto en el hogar.

Septiembre es un mes especialmente complicado no solo para los más pequeños sino también para los adultos, que nos encontramos de nuevo con las responsabilidades diarias y la vuelta al trabajo.

Cansancio, problemas de sueño, falta de apetito, dolor muscular o apatía son algunas manifestaciones de lo que algunos llaman "síndrome post-vacacional", pero que no es más que un malestar normal asociado a la adaptación al nuevo cambio de hábitos. Si este período es dificultoso para los adultos, ¿cómo no va a serlo para los niños, incapaces por su corta edad de entender sus emociones y de gestionarlas correctamente?

Es normal, por tanto, el niño experimente emociones problemáticas asociadas a la vuelta al coley que alteren momentáneamente el funcionamiento familiar. Los padres tenemos un papel importantísimo en este necesario proceso de adaptación al nuevo curso, acompañando al niño y ayudándolo a adquirir esos hábitos y rutinas que estaban establecidos a final de curso pero que el verano ha hecho que se olviden.

Ese acompañamiento debe ser temporal, prolongándose seguramente no más de 2 o 3 semanas aunque habrá que respetar los ritmos de cada niño.

Además, debemos ir desvaneciendo poco a poco los apoyos y las ayudas que vayamos aportando al niño para superar el período de adaptación, para que finalmente sea él mismo el que lleve a cabo todas las rutinas que son esperables para su edad.

Algunos consejos prácticos que os pueden ayudar son los siguientes:

  • Retoma lo antes posible toda la rutina:Si establecemos rápidamente la hora de dormir, la incorporación a actividades extraescolares o el horario para hacer las tareas escolares, los niños ganarán en previsibilidad y por tanto serán más capaces de anticipar lo que tienen que hacer.
  • Prepara la noche anterior todo lo necesario para llevar al cole: La vuelta al cole lleva asociada una mayor dificultad del comportamiento del niño por las mañanas. Conseguiremos prevenir discusiones e impuntualidades si dedicamos un rato de la noche anterior a preparar la mochila, la ropa, los libros y el almuerzo.
  • Utiliza recursos motivadores para hacer más fácil la vuelta al cole: Utiliza recursos visuales para que la vuelta al cole sea más motivante. Los planificadores de tareas son buenas ideas. O aprovecha que a los niños les encantan los cuentos y lee con tu hijo 'El monstruo de los colores va al cole' para ayudarle a normalizar el período de adaptación.
  • Acepta que todo comienzo es complicado: Tu hijo las primeras semanas se quejará del cole, olvidará o perderá material y tendrá pocas ganas de hacer los deberes. Eso es inevitable. Ármate de paciencia y persevera en tu acompañamiento.
  • Cuida tus propias emociones. Si tu estado emocional está alterado por la vuelta al trabajo va a ser difícil que puedas gestionar la vuelta al cole de tu hijo correctamente. Si tú consigues la normalidad, tendrás muchas más energías y recursos para ayudar a tu hijo a conseguirla.

Si la situación se alargase más de la cuenta o si este período de adaptación fuese excesivamente complicado deberías contactar con el tutor/a para comentarle lo que está ocurriendo y saber si en clase el niño experimenta las mismas dificultades.

Juntos deberéis establecer un plan de intervención que ayude al niño a normalizar de nuevo la situación. Si nada de esto funcionase, sería conveniente buscar ayuda profesional para descartar que estos síntomas estén causados por un problema de base como el bullying, rechazo escolar o algún otro tipo de problema emocional.