Un total de 40 madres renunciaron a sus hijos recién nacidos y los dieron en adopción tras el parto en Galicia durante los últimos tres años, según los datos de la Consellería de Política Social. Pese a que la cifra varía cada año, lo habitual es que se llegue a una decena de casos anuales. La comunidad gallega cerró 2017 con catorce mujeres que dieron a su hijo en adopción tras dar a luz al no poder encargarse de su crianza, una cifra que ascendía a 16 en 2016 y que se situó en diez en 2015, según informa el departamento de José Manuel Rey Varela.

El perfil de las mujeres que dan este paso es muy dispar y engloba desde a adolescentes que han ocultado su embarazo a la familia a madres con graves problemas económicos que le impiden hacerse cargo del pequeño, mujeres con problemas de drogadicción o inmigrantes sin apoyos en el país. Pese a que las madres informen en el momento del parto de que quieren dar en adopción a su hijo y de hecho entreguen ya al niño, la decisión no será firme hasta pasado mes y medio, es decir, tienen seis semanas de plazo para pensarlo bien y si quieren dar marcha atrás quedarse finalmente con el pequeño.

Renunciar al bebé tras el parto es una opción sin consecuencias penales que contempla la ley, pero siempre que se haga según el protocolo establecido. No ocurre así cuando se abandona al bebé en la calle o como ocurrió la semana pasada en Santiago, donde una madre fue detenida por haber pactado supuestamente la adopción de su hijo con una pareja. La policía informó de que la mujer había contactado con la pareja a través de un anuncio y que la trama se detectó cuando un hombre intentaba registrarse como padre biológico del pequeño sin serlo. El caso finalizó con varios detenidos.

La normativa actual establece que una vez que la madre informa de su deseo, técnicos del servicio de menores se acercarán al hospital para informarle de las alternativas que existen antes de renunciar al niño: desde diferentes ayudas económicas a las que puede optar en función de su situación hasta que el pequeño viva con una familia de acogida hasta que ella esté en condiciones de encargarse de su crianza. Si aun así la madre mantiene su idea de renunciar al pequeño, ésta se recogerá por escrito. Un decisión que deberá ser ratificada pasadas las seis semanas y de ser así, los padres biológicos perderán todo derecho sobre el niño y comenzarán los trámites para iniciar su adopción.

Durante el mes y medio que la madre biológica tiene para pensar si quiere hacerse cargo del niño o darlo definitivamente en adopción, el pequeño vivirá en un hogar de acogida. Los recién nacidos nunca residen en un centro y pasan directamente a una familia de acogida, del programa que la Xunta coordina en colaboración con Cruz Roja. Los casos de recién nacidos entran dentro de las acogidas de urgencia ya que precisan hacerse de forma inmediata. Desde Cruz Roja explican que en su banco de familias -aquellas que están dispuestas a participar en el programa de Acollemento Familiar y que ya han superado las entrevistas y la formación previa- siempre hay hogares dispuestos a hacerse cargo de estas acogidas de urgencia. Cuando aparece un bebé que precisa de un hogar temporal, se habla con la familia que mejor se adapte a las necesidades del menor para que se encargue de su cuidado hasta que la madre biológica ratifique su decisión. En el caso de dar marcha atrás, la madre recibirá inmediatamente a su hijo y si sigue adelante con la renuncia, la familia de acogida se encargará del pequeño hasta que se le asigne una familia adoptiva.

Los bebés de renuncia forman parte de las adopciones nacionales junto a niños que han sido abandonados o cuya tutela es asumida por las administraciones. Solo el año pasado hubo 43 adopciones nacionales en Galicia.