Los neandertales, pese a que los huesos de sus manos eran más gruesos que los de nuestros antepasados sapiens, tenían la destreza suficiente para desarrollar tareas que requerían habilidad y para sostener herramientas que precisaran de un control fino. Con esta conclusión, alcanzada por un equipo de la Universidad de Tübingen, se acaba con la imagen de que esta especie humana que vivió en Eurasia occidental hasta hace 40.000 años era más tosca y torpe que los antepasados. Ahora se sabe que hubiesen podido usar un bolígrafo, por ejemplo.