"Le tengo mucho miedo", advirtió al tribunal de la Audiencia de Pontevedra Dolores Espiñeira, exmiembro de la cúpula de la Orden y Mandato de San Miguel Arcángel -conocida como los Miguelianos-, al relatar los episodios de abusos sexuales, coacciones y exorcismos supuestamente practicados por Miguel Rosendo, líder de esta agrupación religiosa. Quien ostentara el cargo de fiscal de esta asociación católica es acusada, pero a la vez víctima de los supuestos abusos.

En una declaración cargada de dureza, interrumpida en ocasiones por la emoción y los llantos, Espiñeira narró ante el tribunal que en la Casa Madre de esta congregación, Miguel Rosendo sometía a sus seguidoras a prácticas sexuales y exorcismos para "purificarlas" y sacarles "los demonios" que llevaban dentro, con prácticas denigrantes que se habían "normalizado" dentro del grupo. Según explicó, Rosendo les creaba "una deuda moral desde el minuto uno" porque llegaban a él desde una situación de "vulnerabilidad".

Esta mujer, que ejercía la labor de fiscal de la Orden, era la responsable de velar que se cumpliesen las Normas de Vida Migueliana, que según explicó dictaba el propio Miguel Rosendo, "en esencia según le pedía Dios". Como directiva de la asociación se enfrenta a una petición de dos años de prisión por asociación ilícita.

En la tercera jornada de este juicio -que se prolongará al menos hasta el próximo 7 de noviembre con más de 150 testigos- Espiñeira definió la convivencia de las adeptas con Miguel Rosendo en la casa de Mougás (Oia), como "un proceso de despersonalización".

Narró entre sollozos y algunos recesos para descansar vivencias muy duras, en las que este "líder espiritual" habría sometido a ella y a otras "consagradas" a prácticas sexuales y exorcismos, en ocasiones en grupo. Miguel Rosendo denominaba de forma eufemística estas prácticas como "trabajitos" que debía hacerles porque "yo saco los demonios" -les decía- y organizaba orgías con las "consagradas" a las que denominaba "ruedas", según explicó esta acusada. La mujer hizo un relato detallado de los abusos y las prácticas sexuales supuestamente cometidos por Rosendo sobre ella, a los que se sometía por "miedo, terror", llegó a afirmar. También relató el trato denigrante que sufrían otras integrantes de la organización por parte del líder, según ella pudo ver en la casa en la que convivían.

Las defensas de Miguel Rosendo y de otras integrantes de la Orden acusaron a esta mujer de cambiar el relato de sus primeras declaraciones, para lograr una pena mínima para ella y también para su marido, que ejercía como contable de la asociación. El hecho de que la declarante interviniese ante el tribunal como acusada y a la vez testigo originó también la protesta de las defensas, ya que como testigo estaría obligada a decir la verdad, pero no así como acusada. La abogada de la acusación particular, Ana Reguera, entiende que la declaración de Espiñeira ha sido "totalmente demoledora" para el líder de la presunta secta, Miguel Rosendo.

La evolución del líder

"Primero estábamos con un vidente pero luego estábamos con un hombre de Dios", argumentó Dolores Espiñeira, para explicar al tribunal el porqué de su sometimiento a los supuestos mandatos de Rosendo. "Desde el momento en que él dice que Dios lo pide, yo ya no me cuestiono más, me lo creía", aseguró esta mujer. Espiñeira describió la "seducción" que Rosendo ejercía sobre las integrantes de la Orden, que al llegar a sus manos las acogía en esta nueva familia con apoyo moral y "alegría", que posteriormente se convertía "en miedo, terror y pánico hacia su persona".

En los exorcismos que realizaba Rosendo -según el relato de esta mujer-, escenificaba trances, hablaba en lenguas extrañas, supuestamente arameo, llegaba a rasgarse las vestiduras e incluso aparecía con el torso manchado de rojo, como sangre, tras lo que los asistentes se arrodillaban y gritaban "aleluya". Ya en la Casa Madre, Rosendo le dijo que María Magdalena "tenía siete demonios, y yo tenía unos cuantos", mientras que otra "consagrada" tenía ocho, de ahí que las sometiese a estos rituales.