Las emociones dominan gran parte de las decisiones del ser humano. Por ello, para uno de los mayores expertos en inteligencia emocional, Daniel Goleman, a la hora de destacar a nivel profesional o tener éxito en la vida, de nada sirve tener un amplio currículum académico o un gran coeficiente intelectual si no va acompañado de un buen manejo de las emociones. Goleman, que ayer participó en el Five Inspiration Forum en A Coruña, asegura que quienes saben controlar sus emociones, sienten empatía hacia los demás y se manejan bien a la hora de resolver conflictos o sobreponerse ante la adversidad conseguirán mayor éxito en la vida que quienes suspendan en estas habilidades.

La inteligencia emocional es, según Goleman, un conjunto de destrezas que se asientan en cuatro pilares: el autoconocimiento de uno mismo y sus emociones, la empatía, la conciencia social y la gestión de relaciones. "Lo primero es conocerse a uno mismo y saber manejar, controlar nuestras emociones", explicó ayer este experto, quien reconocía que esto implica muchas veces luchar contra el propio cerebro. "Una zona cerebral, la amígdala, rige parte de nuestras emociones. Algunas de ellas como la ira o la rabia producen lo que llamo un secuestro de la amígdala que nos lleva a tener pensamientos como querer agredir a alguien, pero en ese momento otras partes de nuestro cerebro nos lanzan mensajes para no hacerlo y les hacemos caso. Esto es inteligencia emocional", explicó Goleman.

Pero de nada sirve controlar las propias emociones si luego uno no se maneja bien en las relaciones con los demás. Tener empatía, es decir, escuchar y comprender a la otra persona, saber leer sus emociones es clave para aspirar a buena nota en la materia de inteligencia emocional. "Hay tres tipos de empatía: la cognitiva, es decir, entiendo tu idioma, tus pensamientos; la cerebro social: comprendo como te sientes porque yo me siento igual y lo que se llama preocupación empática cuyo mejor ejemplo sería el amor que los padres sienten por sus hijos". Y todo ello se pone en práctica en las relaciones con los demás como, por ejemplo, a la hora de dirigir un equipo de trabajo. "Es clave saber gestionar conflictos, adaptarse a lo que venga y sobre todo motivar a quienes trabajan contigo", señaló Goleman, quien también hizo una clasificación de líderes o jefes para dejar claro qué está bien y qué esta mal cuando se está al frente de un equipo. "Es positivo que haya feedback, que se hable no solo de trabajo, interesarse por facilitar el trabajo en equipo o buscar el consenso. Justo lo contrario ocurre con el líder que marca el paso, es decir, puede tener unos buenos objetivos pero solo ve lo malo de los demás y el exigente, el de hazlo porque yo soy el jefe. Está demostrado que los estudiantes con líderes de este tipo tienen peores resultados que los demás", resaltó.

Toda una serie de destrezas para triunfar a nivel personal y profesional que se pueden entrenar. "La buena noticia", según aseguró Goleman al millar de asistentes -la mayoría relacionados con el mundo de la enseñanza- a estas jornadas "es que estas habilidades se pueden aprender y nunca es tarde para hacerlo". Eso sí, dejó claro que lo ideal sería incluir este aprendizaje en las escuelas. "Son cuestiones que les van a ayudar en la vida y que deberíamos enseñarles ya a partir de los 5 años", señaló tras poner varios ejemplos de centros donde se redujo la conflictividad en las aulas o mejoró el rendimiento de los alumnos tras trabajar esta materia.

¿Qué actividades sirven para mejorar estas habilidades? Dedicar entre 10 o 30 minutos al día a concentrarse únicamente en nuestra respiración. "Mejora la capacidad de concentración y fortalece los circuitos cerebrales", señaló. Y otras cosas que no precisan ni tiempo: "Intentar siempre hacer sentir bien a los demás".