Mientras el látigo del desempleo sigue azotando a cientos de miles de familias en toda España, entidades como Cruz Roja tratan de aportar su granito de arena ayudando a colectivos con dificultades para acceder al mercado laboral, como jóvenes con baja cualificación, inmigrantes, mujeres y mayores de 45 años o parados de larga duración, a encontrar un puesto de trabajo que les ayude a recuperar la normalidad, y también la autoestima.

Desde que se puso en marcha, en el año 2000, el Plan de Empleo de Cruz Roja ha tenido que adaptarse a las necesidades de la sociedad, especialmente a raíz de la crisis económica, pero siempre con el mismo horizonte: trabajar por la igualdad de oportunidades y de trato en el empleo. De ahí que las actuaciones de los diferentes proyectos integrados en ese programa estén dirigidas a apoyar a las personas "con más dificultades en su camino hacia la inserción laboral", apunta la responsable del proyecto de jóvenes del programa en la provincia de A Coruña, Elena Álvarez, quien especifica que el Plan de Empleo de Cruz Roja no funciona como el Inem, limitándose a poner a disposición de los participantes una serie de ofertas de trabajo. Su labor y sus objetivos van mucho más allá.

"Tratamos de tenderles una mano hacia la inserción laboral, ofreciéndoles orientación, formación enfocada al empleo con la posibilidad de realizar prácticas en empresas y acompañamiento durante todo el proceso", señala Elena Álvarez. "Intentamos dar una respuesta integral a las personas con dificultades para acceder al mercado laboral, por eso les ofrecemos itinerarios personalizados; e intermediamos con las empresas que necesitan profesionales y que apuestan por dar una oportunidad a quienes más la precisan", añade.

Trabajar la autoestima

Otro aspecto que diferencia el plan de Cruz Roja de los servicios públicos de empleo es que los participantes son tratados como personas, no como números. Todos tienen nombre, apellidos y una historia detrás esperando ser escuchada. "En el caso de los mayores de 45 años y de los parados de larga duración, por ejemplo, uno de los primeros escollos que suele haber que superar es la barrera emocional, ya que muchos de ellos llegan con la autoestima tocada y con la idea de que no van a volver a trabajar nunca", apunta Elena Álvarez. Y es que convencer a una persona que toda su vida ha trabajado en el sector de la construcción de que haga, por ejemplo, un curso de cocinero o de camarero de piso, no es nada fácil, de ahí que el apoyo psicológico resulte "fundamental".

La responsable del proyecto de jóvenes reconoce que el grueso de las firmas que respaldan el Plan de Empleo de Cruz Roja en la provincia coruñesa pertenecen al sector servicios. Entre las profesiones más demandadas, "cajeros de supermercado y dependientes". Álvarez detalla que un total de 723 personas participaron el pasado año en los itinerarios de empleo de Cruz Roja en A Coruña. La inserción laboral superó el 60%. Además, 1.014 personas acudieron a los Espacios de Búsqueda Activa de Empleo (EBAE) de la organización, ubicados en A Coruña, Carballo, Betanzos, Vimianzo, Santiago y Noia, donde un equipo de voluntarios asesora y acompaña a los candidatos en su búsqueda.