Lo más duro en esta vida es que te mueras y nadie te eche de menos. O que te vayas de una fiesta antes de que acabe y nadie te eche en falta. O que te salgas de un grupo de WhatsApp y nadie te pregunte por qué lo has hecho. Pues esto es lo que le va a pasar a Google+.

Google anunció esta semana que dentro de diez meses, en agosto de 2019, cerrará su red social. La verdad es que nadie la va a echar de menos. Nació en 2011 como uno de los proyectos más ambiciosos del gigante de internet. Tenía como misión desbancar a Facebook del trono de las redes sociales.

Pero pronto se vio que no tendría futuro. Era una red social sin alma. Con un buen desarrollo tecnológico detrás -algo normal-, pero sin emoción. No ofrecía nada especial que no tuviese el resto. La única novedad eran los círculos, que agrupaban a los usuarios según sus intereses. Pero era una opción que Facebook o Twitter ya ofrecían.

El mismo Google se dio cuenta pronto de que no tendría futuro y en estos siete años la abandonó y no la evolucionó nada, al contrario que Facebook, Twitter o Instagram que casi continuamente incorporan novedades.

Un día filtró que si se compartían los artículos de los blogs o de las webs en su red social posicionaban mejor en Google. Es decir, salían más arriba en los resultados del buscador. Pero nadie ha conseguido saber en este tiempo si era verdad. Pero por si las moscas allí nos fuimos todos los que creamos contenidos para compartir nuestros artículos. Pero entrábamos y salíamos. Porque allí nunca había nadie.

Uno de los memes más repetidos para mostrar lo que es Google+ son los gifs de esas bolas de matojos que salían rondando en las películas del Oeste. Solo faltaba como música de fondo alguna de las geniales bandas sonoras de los westerns de Ennio Morricone como la de El bueno, el feo y el malo.

Nadie que realizaba estrategias de marketing digital la tenía en cuenta, al contrario que, por ejemplo, Facebook, Instagram, YouTube o Twitter. ¿Para qué? Si nadie la utilizaba.

Tampoco funcionó su estrategia de meter su red social con calzador a los usuarios. Si querías una cuenta en Gmail o en YouTube automáticamente te obligaba a tener una en Google+. Pero tampoco funcionó.

Google llegó a decir que su red social tenía 1.000 millones de usuarios. Pero eran todos fantasmas. Era como un pueblo abandonado. Nadie entraba en Google+. Y los que lo hacían era casi por accidente. La empresa acaba de reconocer, como una de las razones de su cierre, que el 90% de las visitas duraba menos de 5 segundos. Es decir, entraban por accidente.

¿Qué se puede aprender del fracaso de Google+? Dos lecciones importantes. Que no solo la marca vende un producto. No porque el gran gigante de internet esté detrás de la red social va a tener éxito. Y que son los usuarios, al fin y al cabo, los que deciden si les gusta o no un producto. Si no caes bien, nadie te echará de menos cuando te vayas de la fiesta antes de tiempo.

Google aprovechó el cierre de Google+ -¿o fue al contrario?- para anunciar que durante tres años tuvo un agujero de seguridad y los datos personales (nombre, foto de perfil, correo electrónico, fecha de nacimiento y genero) de medio millón de cuentas quedaron al descubierto.

Pero lo más gracioso fue que nadie se aprovechó de este fallo durante todo ese tiempo. Nadie, ni los hackers, entraba en la red social.

Los más duro en esta vida es que te mueras y nadie te eche de menos.

RIP Google+.