Un tema tabú del que poco se habla. Convertirse en madre se asocia siempre a felicidad, plenitud e ilusión, pero lo cierto es que durante los primeros meses estas sensaciones conviven con las dudas, los constantes cambios de humor, el agotamiento y unas molestias físicas que van más allá de la popular cuarentena. Psicólogos y matronas gallegas reconocen que la realidad que se encuentran las madres en el posparto poco tiene que ver con la que se muestra en las revistas o la publicidad: meses marcados por los cambios físicos y emocionales que vive la madre, unidos a la revolución de hábitos, horarios y dinámicas que supone la llegada del bebé al hogar que obligan a un proceso de adaptación para toda la familia. Eso sí, salirse del guión y reconocer que esta primera etapa puede ser difícil o dura es todavía algo anecdótico. "La maternidad está idealizada, se presupone que es algo maravilloso que tiene que ser siempre bonito y todavía hay una presión social que hace difícil que las madres reconozcan que lo están pasando mal, que están agotadas o irritables cuando eso es lo normal", señala la presidenta de la Asociación Española de Psicología Perinatal y coordinadora del grupo de Psicología Perinatal del Colexio Oficial de Psicoloxía, Jessica Rodríguez.

Pese a que cada vez se le da más presencia en las clases y talleres que reciben las embarazadas, el posparto es todavía el gran desconocido para muchas madres. Los cambios físicos arrancan durante la gestación y lejos de terminar en el momento del parto se alargan hasta casi un año después. "Hay nueve meses de embarazo y necesitamos otros nueve o casi un año para desembarazarnos", asegura la presidenta de la Asociación Galega de Matronas, Isabel Abel, para resaltar que la recuperación física de la madre lleva su tiempo y que es un error creer que el cuerpo volverá a ser el de antes como le ocurre a las famosas de las revistas. "Salen a los dos o tres meses con sus tacones y el carrito, pero esa no es la realidad", sostiene. Una de las primeras sorpresas para algunas madres tiene que ver con la barriga. Dar a luz no significa salir del hospital con el vientre plano o similar a como estaba antes del embarazo. El abdomen se mantendrá como si hubiera todavía un embarazo para reducirse poco a poco hasta volver a la normalidad. Pero además, tal y como explican desde El parto es nuestro, durante el posparto, es habitual tener problemas con el suelo pélvico -de hecho se aconsejan ejercicios para fortalecer esta zona-, dolor en los esfínteres, molestias en las cicatrices si hubo episiotomía o cesárea, cambios en el pecho motivados por la lactancia, hemorroides o incluso episodios de incontinencia urinaria.

La recuperación física de la madre lleva su tiempo y durante este periodo las matronas aconsejan no olvidarse de una misma. "Hay que intentar sacar tiempo para cuidarse y si tienen algún problema que acuda a su matrona para informarse", señala Isabel Abel, quien explica cómo otro falso mito es el tema de la cuarentena. "Antiguamente sí se respetaba, es decir, durante 40 días se intentaba cuidar de la madre, se le daba de comer, se buscaba que no saliese casi de la cama? pero ahora no, ahora desde un primer momento hay que estar divina", sostiene.

Y a los cambios físicos se une el cóctel de emociones que vive la madre tras el parto. "El embarazo y el puerperio son etapas de crisis entendida ésta como un cambio, no como algo negativo. Durante la gestación nos vamos haciendo el rol de madre, ideamos cómo seremos y cómo será el bebé y en la última fase esta ilusión se mezcla con otras sensaciones como los miedos a cómo saldrá el parto, por ejemplo", explica Jessica Rodríguez, quien indica que tras el nacimiento se multiplican los cambios en la vida de esa familia, lo que conlleva un proceso de adaptación para todos. "Hay que conocer al pequeño y adaptarse el uno al otro. Es aquí cuando muchas madres ven que las expectativas no se ajustan a la realidad: el niño duerme menos de lo pensado, llora y demanda atención casi 24 horas al día. Todo esto hace que llegue el agotamiento y que incluso muchas madres se sientan desbordadas por la situación", sostiene Rodríguez. "En los primeros meses apenas hay tiempo para nada más que el bebé porque hay niños muy demandantes, la lactancia no es fácil al principio y esto junto al cambio hormonal hace que estén más sensible, que lloren y no pasa nada, hay que desahogarse y pedir ayuda si se precisa", indica la matrona Isabel Abel. Una idea en la que coinciden los psicólogos.

"Es bueno tener una red de ayuda, es decir, personas con las que podamos compartir lo que nos pasa. En este sentido son muy buenos los grupos de lactancia o embarazadas porque ves que lo que te ocurre no es algo raro", indica Rodríguez quien reconoce que el "estrés natural" no es algo "negativo", pero es bueno "poder hablar, no tener miedo a reconocer cómo nos sentimos y a pedir ayuda si es necesario".

Y justo en esas primeras semanas, con el cóctel de emociones y cambios físicos presidiendo el día a día es cuando se multiplican las visitas de quienes quieren conocer al nuevo miembro de la familia, algo que según los expertos solo agudiza el estrés que ya sufren los nuevos papás. Psicólogos y matronas aconsejan a los padres regular las visitas y no dudar en decir que no si se sienten cansados o agobiados. "Y las visitas en lugar de regalar trajes o juguetes, que les lleven tuppers para que no tengan que hacer la comida o vales para que les limpien la casa", señalan.

La realidad es que muchas veces estas dificultades quedan ocultas de puertas para adentro. ¿Por qué? Los expertos lo tienen claro: aunque se ha avanzado algo, todavía hay temor a ir contracorriente y decir algo negativo de la maternidad que se presupone una etapa solo positiva. "Hay una presión social sobre la maternidad y es políticamente incorrecto decir que puede ser una etapa difícil, la gente tiene miedo a ser juzgado por reconocer que no se siente bien", indica la psicóloga Jessica Rodríguez, quien asegura que hablar solo de lo positivo es algo generalizado en la sociedad y que no se ciñe solo a esta cuestión. "La gente suele obviar lo malo generalmente, parece que si no se habla no existe", sostiene.

Para evitar que la realidad posparto sorprenda a las madres, cada vez se incluyen más aspectos de esta fase en los talleres y clases preparto, pero los expertos lo tienen claro. Ante las dificultades lo mejor es compartirlo con los demás, desahogarse y si es preciso, pedir ayuda a profesionales.