Con el objetivo de romper con el mito de la madre perfecta y mostrar una maternidad más real, Laura Baena comenzó hace cuatro años a compartir en Twitter, siempre desde el humor, cómo era su día a día como madre. Nacía así el fenómeno del club de las Malasmadres, una comunidad virtual que cuenta ya con más de 300.000 seguidores en Facebook y 50.000 en Twitter que fomenta que cada mujer sea libre de vivir la maternidad como desee y que realiza campañas y actividades a favor de una mayor conciliación familiar y laboral. "No contaba con la repercusión que iba a tener que yo compartiera mi realidad como madre, pero conectó con muchas madres y se fue creando una comunidad emocional que busca vivir la maternidad con libertad, alejada de etiquetas", asegura Baena.

- ¿Cómo surge el proyecto Malasmadres?

-Nace hace más de cuatro años cuando comienzo a desahogarme en Twitter, compartiendo mi realidad como malamadre. La maternidad estaba idealizada y quise compartir una maternidad más real, la de una madre trabajadora que no es superwoman, que no llega a todo y que se siente malamadre por no cumplir las normas no escritas de la maternidad. Comencé a desmitificar la maternidad y romper el mito de la madre perfecta. De manera natural, con mucho humor, riéndome de mis intentos fallidos por ser esa madre perfecta. Mi sentimiento individual como malamadre conectó con una necesidad social, con la necesidad de cambiar el modelo social de madre.

- ¿Cómo se puede definir a una malamadre?

-Una malamadre es una madre con mucho sueño, poco tiempo libre, alergia a la ñoñería y con ganas de cambiar el mundo o al menos de morir en el intento. Madres que reivindicamos la necesidad de un nuevo modelo social de madre en el que no tengamos que elegir ser madre o seguir con nuestra carrera profesional. Madres que no queremos perder nuestra identidad como mujer. Porque la M de madre no puede aplastar a la M de mujer. Madres que tienen que conciliar también con su tiempo personal, que se unen a otras madres disfrutando de cosas que disfrutábamos antes como salir con amigas, leer un buen libro o practicar deporte. A veces es muy complicado conseguirlo, pero soñamos con ello. A algunas malamamadres se les queman las croquetas, otras las compran siempre congeladas, algunas malasmadres nos hacemos las sordas por la noche, otras compran los disfraces... Pero todas sobrevivimos como podemos, queriendo infinito a nuestros hijos y con la convicción que somos las mejores madres que podemos ser, sin perder nunca el humor y las ganas de luchar.

- Son pocas, pero cada vez más famosas como Samanta Villar, Tania Llasera o Zahara hablan públicamente de la cara oculta de ser madre. ¿Ayuda esto a normalizar la realidad de la maternidad?

-Por supuesto. Los medios, las redes sociales son un escaparate de imágenes idílicas de la maternidad, que solo muestra "lo bonito" y se queda oculto aquello que no se cuenta como la depresión postparto, la falta de conciliación, los despidos al estar embarazadas, las secuelas físicas de un parto, el desbordamiento de cualquier madre en su día a día, el no dormir, la renuncia, la falta de tiempo... Si todo eso que es tan real como los besos y el amor hacia nuestros hijos se oculta, solo mostramos una parte y esto genera frustración al mirarnos en un espejo no real. Que cada vez más mujeres muestren la realidad de la maternidad ayuda mucho a ir construyendo un nuevo modelo social de maternidad.

- ¿Cómo cree que se puede terminar con la idealización de la maternidad o con que cada decisión de una madre (desde la lactancia hasta cómo duerme el niño) pueda ser criticada socialmente?

-Hablando de ello, no hay otro camino, uniéndonos, practicando la sororidad, siendo conscientes de que no hay un único modelo de maternidad, si no muchos. Respetando y no juzgando. Estos temas tienen que ser conversación en la calle, en los medios de comunicación, en la sociedad. Hasta ahora no se hablaba, parecía que no podíamos decir tantas cosas por no ser tachadas de "mala madre". El club de Malasmadres ha dado un paso importantísimo de romper tabúes y tratar con expertas todos estos temas en el blog, permitiendo a las madres conectar con su realidad sin sentirse sola o un bicho raro.

- ¿Qué consejos da a las futuras mamás para afrontar estos retos?

-Muchas mujeres que nos siguen no son madres y nos dicen que cuando lo sean serán del club. Esto es lo más emocionante que puedo leer porque esas mujeres sabrán que cuando sufran la parte no tan bonita de la maternidad no están solas. Les sonarán todas esas situaciones por las que otras hemos pasado y hemos compartido. Y sobre todo vivir la maternidad con libertad, sabiendo que tenemos que hacer aquello que nos hace sentir bien, sin olvidarnos de nosotras mismas. Para cuidar, tenemos que cuidarnos a nosotras mismas. No olvidarnos de eso, que tan difícil es y tan mal visto sigue estando. Y si tienes pareja, hacer equipo desde el primer día. Cuesta delegar, es una de las cosas que más les cuesta a las madres, pero es fundamental. Hacer equipo en el hogar para tener tus tiempos propios. El cuidado de los hijos es una responsabilidad compartida.

- Uno de los objetivos del club es luchar por la conciliación. ¿Qué debería cambiar y cuál es vuestra propuesta?

-Llevamos más de tres años trabajando para que la maternidad no aleje a la mujer del mercado laboral. Hemos hecho dos estudios sociológicos y campañas de visibilización y concienciación social con el objetivo de revertir un problema social que afecta a la mayoría de las mujeres madres de nuestra generación. Seis de cada diez mujeres renuncian a su carrera profesional al ser madres, según nuestro estudio Somos Equipo. Tiene que producirse un cambio social que depende del trabajo conjunto de Gobierno, empresas y familias. Hay tres caminos fundamentales. Por un lado, leyes que sean palancas de cambio como los permisos igualitarios e intransferibles de maternidad y paternidad, incentivos fiscales para pymes que implanten jornadas continuas con flexibilidad horaria, universalización de la educación de cero a tres años, pero también apoyo cuando son más mayores. Hay que sentarse y trabajar en un pacto de Estado por la conciliación. Desde la empresa, empezar a trabajar por objetivos, entender que la flexibilidad de jornadas es el camino, no reducir las medidas de conciliación a la reducción de jornada o a la excedencia porque no son soluciones, son medidas que cortan la carrera profesional de muchísimas mujeres, trabajar en planes de igualdad que apoyen la conciliación para todos, no solo cuando somos madres, apostar por el teletrabajo cuando es posible, etc. Y también hay que trabajar en la educación, trabajar los valores de corresponsabilidad desde que son pequeños. Porque necesitamos un cambio de los roles tradicionales. Para que el día de mañana nuestras hijas no tengan que renunciar y nuestros hijos sean corresponsables.