El sistema actual de acceso a la función docente no permite la elección de los mejores profesores y la carrera profesional es lineal, sin incentivos para los profesionales con años de docencia. El debate para la reforma de la profesión docente ( Educar para el siglo XXI. Desafíos y propuestas sobre la profesión docente) se inició ayer en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, en un foro organizado por el Ministerio de Educación, con especialistas para poner sobre la mesa los puntos clave de la reforma (desde el acceso a los grados de magisterio y al máster para ejercer la docencia; el paso a la profesión, en el que se medirá también la vocación, y la formación permanente y la evaluación una vez en el centro). Es el inicio para dibujar una propuesta de reforma "realista y viable", apuntó el secretario de Educación, Alejandro Tiana. Tras una jornada de debate en mesas especializadas en los distintos temas, los profesionales presentes en el acto se mostraron a favor de limitar las plazas de acceso a la carrera de magisterio y al máster para ejercer la docencia. Una vez terminados los estudios se establecerá un periodo de prácticas de dos años en centros educativos, con tutores que guíen a los nuevos, un esquema similar al acceso a la profesión médica. La ministra de Educación, Isabel Celaá, planteó realizar evaluaciones al profesorado, que serían voluntarias y con "importantes" incentivos económicos y posibilidades para evolucionar en la carrera, frente al sistema actual, que es estático. Este es uno de los puntos que más dudas suscitó entre los asistentes y el profesorado que contestó vía Twitter con el hashtag abierto por el Ministerio de Educación para este debate: #YoSoyProfe.

Además de la selectividad se medirá la vocación y habilidades de los aspirantes a profesor antes de iniciar la carrera. En Cataluña existe una doble prueba que mide la competencia comunicativa, el razonamiento crítico y el matemático. La decana de Ciencias de Educación de Santiago (elegida recientemente presidenta de los decanos y decanas de España), Carmen Fernández Morante, añadió también la necesidad de medir compromiso social o tolerancia. Morante instó a modificar los planes de estudio para incrementar la experimentalidad del grado y que el prácticum funcione. Limitar las plazas de acceso a los magisterios y al máster fue otra de las propuestas.

Una vez terminados los estudios, el sistema de oposición para acceder a la función docente también dará un giro de 180 grados. Para los asistentes es necesario establecer un periodo de prácticas en los centros educativos, de dos años, con un tutor supervisando la actividad del nuevo docente, similar a este proceso en la profesión médica. Se llamaría periodo de inducción. Lo que no tienen claro, y habrá que definir, es si sería una especie de MIR (tras superar una prueba general respetando la singularidad de las comunidades), si podrían ser las prácticas de la carrera o si sería ya una vez conseguida la plaza. En todo caso, este periodo servirá para "seleccionar a los mejores docentes" y no solo a los mejores expedientes, como expresó la ministra Celaá, que expresó la necesidad de establecer "horas de reflexión en los centros educativos, más allá del horario lectivo". En el debate de la inducción participaron Francisco López Rupérez (expresidente del Consejo Escolar del Estado), Miguel Soler (Generalitat Valenciana), Mariano Fernández Enguita (profesor de la Universidad Complutense y Marta Águeda (Asociación Nacional de Estudiantes).