Hablar de obesidad y malnutrición podría parecer, a simple vista, una contradicción. Nada más lejos de la realidad, ya que el concepto malnutrición hace referencia tanto a un balance negativo de energía, esto es, malnutrición por defecto, como a un balance positivo, es decir, malnutrición por exceso u obesidad.

Aclarado el término y con los datos en la mano, los distintos estudios epidemiológicos constatan que la obesidad es la manifestación más frecuente de malnutrición, tanto en adultos como en niños, en los países desarrollados. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la obesidad se ha triplicado desde 1975 y en 2016 el 13% de la población de todo el mundo era obesa. Hoy se celebra el Día Mundial contra la Obesidad, una fecha que se presenta como una ocasión para reflexionar sobre cuáles son las causas de una epidemia que causa 2,8 millones de muertes prematuras cada año en el planeta y cómo frenar su escalada ascendente, especialmente entre la población infantil.

En el caso de Galicia, un 16% de los niños en edad escolar sufren malnutrición -un 15% por exceso y un 1% por defecto-, según el estudio gallego Prevalencia de nutrición en escolares españoles, presentado por el director honorífico de la Alianza contra el Hambre y la Malnutrición en España, Alfonso Rodríguez, durante el quinto encuentro que celebró dicha organización el pasado fin de semana en León.

"Estos datos ponen de manifiesto que se deben promover medidas de prevención primarias por exceso o adiposidad", argumentan los autores del estudio, publicado en la revista especializada Anales de Pediatría, de la Asociación Española de Pediatría.

Estimaciones preocupantes

"En relación con la malnutrición por exceso, las estimaciones son preocupantes, ya que aplicando el punto de corte propuesto por la OMS, la prevalencia de obesidad es del 15%, lo que se traduce en que 29.040 escolares gallegos de entre 6 y 15 años estarían obesos", añaden.

El estudio Prevalencia de nutrición en escolares españoles fue realizado por Rosaura Leis, coordinadora de Gastroenterología y Nutrición Pediátrica del Hospital Clínico Universitario de Santiago (CHUS); Mónica Pérez Ríos, investigadora del Área de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Santiago de Compostela (USC); Jorge Suanzes, de la Subdirección de Programas de Fomento de Estilos de Vida Saudables de la Consellería de Sanidade; y María I. Santiago-Pérez, Alberto Malvar y Xurxo Hervada, pertenecientes a la Subdirección de Información sobre Saúde e Epidemioloxía de la Dirección Xeral de Saúde Pública; Alberto Malvar y Xurxo Hervada, sobre una muestra aleatoria de 7.483 escolares de entre 6 y 15 años de 137 colegios públicos y privados de la comunidad. Una de conclusiones del informe es que el 15% de los menores gallegos tienen obesidad.

Para llevar a cabo este estudio, los investigadores tuvieron en cuenta los dos indicadores que mayor frecuencia se utilizan para valorar el estado estacional de los niños: el peso y la altura. De los 7.438 niños de los que se obtuvo la información, 4.434 tenían de 6 a 11 años, edades entre las que se cursa Educación Infantil, y 3.004 entre 12 y 15, y por tanto, estudiantes de ESO. En términos generales, el 16,4% de los escolares presentan malnutrición por exceso, por defecto o por retraso en el crecimiento. Esta prevalencia es mayor entre los niños (19,2%) que entre las niñas (13,3%), y en aquellos entre 6 y 11 años (18,5%) frente al 13,1% de las niñas.

La obesidad es la manifestación de malnutrición más extendida entre los escolares gallegos, independientemente de su lugar de procedencia, con un 14,8%, siendo la prevalencia más alta entre los niños, independientemente de la franja de edad. Así, un 21% de los escolares varones de entre 6 y 11 años y un 13,3 de entre 12 y 15 años tienen obesidad, frente a un 13,7% de niñas de entre 6 y 11 años y un 7,6% de entre 12 y 15 años. Por otra parte, la prevalencia de bajo peso y baja estatura no superan el 1%, aumentando esta con la edad, si bien solo las niñas de 11 años supera el 2%. Los investigadores aseguran que conocer los datos de la prevalencia de la obesidad es vital, ya que sirven para orientar la implantación de programas de promoción de la salud y prevención de la enfermedad, así como la detección de colectivos vulnerables. "En este aspecto, los centros educativos son una pieza clave, tanto en la detección como en el manejo de los casos detectados, por lo que debe concienciar a los profesores sobre este problema y conseguir su implicación en la detección precoz y en su manejo", concluyen.