Médicos y enfermeras de Atención Primaria están "profundamente insatisfechos". Se sienten sobrecargados. Y advierten de que no se debe tanto a una reducción de las plantillas como a un incremento de la demanda sanitaria debido al envejecimiento poblacional. Es decir, cada facultativo tiene a su cargo un cupo de 1.200 tarjetas sanitarias, una ratio que consideran adecuada. El problema es que muchos de estos pacientes son mayores y acuden con más frecuencia a las consultas y por problemas más complejos. Los médicos de Atención Primaria advierten de que, en muchos casos, están haciendo el papel de trabajadores sociales porque estas personas mayores se sienten solas y están desamparadas. Por esta razón, abogan por integrar a los servicios sociales en los centros de salud.

"Hay que organizarlo de otra forma, porque el anciano igual de ir al médico, sería mejor que fuera un trabajador social a su casa y cubriera sus necesidades sociales", explica el presidente del Consello Galego de Colegios Médicos de Galicia, José Luis Jiménez, que explica que "lo ideal sería que alguien se ocupara de ellos, de darles de comer, de que tomen las medicinas". Eso, en su opinión, reduciría la frecuencia al médico y aliviaría buena parte de la carga de trabajo que tienen los facultativos de cabecera.

Los colegios médicos de Galicia organizaron ayer unas jornadas en Santiago para abordar la problemática de la Atención Primaria, donde contaron con la presencia del presidente del Colegio Médico de Araba y del Sindicato Médico de Euskadi, Kepa Urigoitia. Los gallegos ponen al País Vasco como ejemplo a seguir puesto que el servicio sanitario vasco hace un contrato de larga duración a todos los médicos cuando acaban su formación. "Aquí los médicos jóvenes que terminan la especialidad tienen pequeños contratos y no te vinculan con ningún centro concreto, hoy estás en Santiago y mañana en Padrón", explica Xosé Luís Muíño, facultativo de Primaria de Ourense, que intervino junto a Manuel Domínguez Sardiña, de Vigo, para exponer la situación de la atención sanitaria en los centros de salud gallegos.

Muíño explica que hay un ratio de 1.200 pacientes por médico, cuando lo recomendado es no superar las 1.500 tarjetas por facultativo. Es decir, "ahora mismo no hay déficit". Eso sí, este cupo se eleva en la práctica porque los facultativos pueden disfrutar de casi dos meses de días libres, entre vacaciones, días de asuntos propios etc. Y además advierte que las plantillas están muy envejecidas. En cinco años el 35 por ciento de los médicos llegarán a la edad de jubilación.

Pero el problema fundamental de la sobrecarga asistencial es por el envejecimiento. "Tenemos una población muy mayor, muy demandante de servicios sociales, se demanda más al médico por cuestiones como la soledad", explica José Luis Jiménez.

En el caso de pediatría, los facultativos son partidarios de agruparlos en los centros de salud de mayor tamaño. "No se puede poner un pediatra en todos los pueblos", señala Manuel Domínguez. Y además advierten que hay "temas que no necesitan realmente un pediatra, pueden ser abordados por la matrona o el médico de familia".