La cada vez mayor incidencia de los bulos sobre salud que circulan por internet ya repercute de forma importante en las consultas médicas, hospitales y en los servicios de urgencias, donde dos de cada tres facultativos admiten haber atendido en el último año a pacientes que acudieron preocupados por noticias sanitarias falsas.

Los bulos se extienden con extrema rapidez a través de redes sociales como Facebook, Twitter y WhatsApp y sobre todo hacen referencia a pseudoterapias (homeopatía, terapias alternativas...), mitos sobre alimentación y cáncer aunque también, en menor medida, sobre efectos secundarios de medicamentos, toxicidad de los compuestos, dolor o sexualidad. Es lo que se desprende del I Estudio sobre bulos en salud realizado entre profesionales de la salud de distintas especialidades de toda España y cuyos resultados fueron publicados ayer en el marco del Congreso Nacional de eSalud, que en su primera jornada de ayer se centró exclusivamente en este problema.

Y es que dos de cada tres fake news que circulan por la red están relacionados con la sanidad, un grave problema que trata de atajar desde hace un año y medio la asociación #Saludsinbulos. "Hay bulos de todo tipo, los más recientes son los que dicen que el autismo se puede curar con clorito de sodio o que fomentan una terapia alternativa llamada bioneuroemoción que básicamente asegura que las enfermedades como tal no existen sino que son un conflicto psicológico que tiene nuestro cuerpo y que por lo tanto propone curar sanando las emociones", señala el enfermero gallego Héctor Castiñeira, uno de los cuatro embajadores de la plataforma que colabora en la lucha contra estas noticias falsas, casi ilimitadas, con el apoyo de cerca de medio centenar de profesionales sanitarios de todas las especialidades y campos.

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Muchas son antiguas y han calado profundamente entre la sociedad como que tomar un vaso de agua caliente con limón en ayunas previene el cáncer y otras surgen de forma estacionaria: en primavera las que proponen dietas o alimentos milagro para adelgazar, en otoño contra la vacunación de la gripe o en verano las relacionadas con la exposición solar. "El año pasado surgió un bulo que alertaba contra las cremas solares diciendo que éstas provocaban cáncer de piel", indica Castiñeira. Algunas tienen una clara intencionalidad comercial pero otras "no obedecen a nada, muchas veces solo a una mala intención o puro desconocimiento", apunta.

El problema, recuerda, es que muchas de ellas abogan por abandonar el uso de antibióticos, quimioterapia o desdeñar la cirugía, con consecuencias muy graves en algunos casos. "Lo preocupante no es que los pacientes acudan a la consulta o a urgencias a preguntar por este tipo de bulos, sino que no lo hagan y las tomen por ciertas sin más", aseveró Castiñeira, enfermero en la unidad de neonatos del Hospital 12 de Octubre de Madrid.

En su día a día, Castiñeiras también se enfrenta a la terrible influencia de estos bulos, muchos de ellos antiguos como el que vincula las vacunas con el autismo. "Los padres llegan con muchas dudas sobre si vacunar o no porque han leído, les han contado... es un tema recurrente", explica. "La forma de contrarrestar su influencia es desmontar esas falsas creencias con información veraz", subraya el experto, que recalca la importancia de convertirse en un punto de referencia para que el ciudadano pueda consultar sus dudas. "Muchas veces los pacientes no consultan por vergüenza y por eso en la web de la plataforma - saludsinbulos.com- hay una opción para consultar un bulo de manera anónima si le da reparo hacerlo de forma directa ante un médico", informa. La implicación de las instituciones públicas en este problema es, además, fundamental, tanto como la rapidez en hacer frente a un nuevo bulo para evitar que se expanda.

La información contrastada y veraz es la única forma de combatir las noticias falsas y sus peligrosos efectos, coincide también Jesús Sueiro, presidente de la Asociación Galega de Medicina Familiar e Comunitaria. "Hay que hablar serenamente y tratar de entender el punto de vista del paciente y explicarle lo que dice la evidencia científica", subraya.

El facultativo gallego aclara que aunque ahora internet "las ha multiplicado por infinito", las "creencias" forman parte de los pacientes. "Antes hablaban con la vecina y ahora con el grupo de doscientos primos, compañeros del colegio o cuñados, el potencial de internet para difundir un mensaje es enorme y es algo que tenemos que tener en cuenta", explica Sueiro.

Al respecto, recalca que "los médicos de familia defendemos que hay que explorar las creencias de los pacientes, no solo la creencia en bulos sino también las de siempre", remarca en referencia a la visión particular o las suposiciones que los pacientes tienen sobre una enfermedad sin que necesariamente hayan leído sobre ella una noticia falsa en internet. "Se trata de ideas preconcebidas que tienen algunas personas y nuestro trabajo es desactivarlas a través del conocimiento científico, nunca ridiculizarlas porque eso no lleva a ningún sitio más que a perder su confianza", destaca Jesús Sueiro.