Se habla del maltrato machista en los colegios e institutos, los médicos son conscientes de que detrás del moratón o del dolor de cabeza continuado de una mujer o de un niño se pueden esconder situaciones de violencia de género y las mujeres tienen más herramientas para identificarlo.

En los tribunales, la especialización está llegando a profesionales y a distintas áreas de la justicia y se han dado algunos pasos para proteger a las víctimas en el trabajo, aunque de momento se limitan a las administraciones públicas.

Son algunas de las batallas ganadas a la violencia de género en los últimos 15 años, que destacan especialistas consultados por Efe del ámbito sanitario, educativo, laboral, judicial y de organizaciones feministas.

Más denuncias, más coordinación y más formación en los juzgados

La presidenta del Observatorio del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), Ángeles Carmona, opina: "En el ámbito judicial estos últimos 15 años han sido definitivos en la lucha contra la violencia de género, colocando a la legislación española en una de las más avanzadas en el mundo en la protección y asistencia integral de las víctimas".

"La especialización ha sido clave para ello, en todos los sectores jurídicos que atienden a la víctima: carrera judicial y fiscal, abogados, Fuerzas y Cuerpos de seguridad, médicos forenses, psicólogos y trabajadores sociales o funcionarios de justicia", valora esta experta judicial.

Como la creación de los órganos judiciales especializados, los juzgados de violencia sobre la mujer, que han mejorado la protección de la víctima y la respuesta judicial inmediata, añade Carmona.

"Hemos visto en los últimos años cómo aumentan el número de denuncias, así como el porcentaje de órdenes de protección, las medidas cautelares y las sentencias condenatorias para los maltratadores. Ello implica una mayor confianza de la sociedad en las instituciones y la certeza de que no hay impunidad para el maltratador", asevera la responsable del observatorio.

Avances en la coordinación institucional, en formación y en investigación científica judicial, apunta Carmona, quien valora como "un hito" las medidas del pacto de estado contra la violencia de género por las reformas legislativas que afectan directamente al ámbito judicial.

Víctimas más preparadas para pedir ayuda

"Las mujeres han tomado conciencia afortunadamente cada vez más de lo que es la violencia de género y se deciden a plantar cara al maltratador, a pesar de su fragilidad y de la crisis económica: la dependencia emocional y económica sigue siendo un freno en muchos casos", explica la presidenta de la Federación de Mujeres Progresistas, Yolanda Besteiro.

La abogada destaca que 20 años después de las primeras medidas para cercar el maltrato ha quedado claro que "es un problema social, que ellas son las víctimas, porque muchas veces se culpabilizan de la violencia que sufren porque es muy compleja, y que necesitan pedir ayuda a los servicios especializados y el apoyo de toda la sociedad en su conjunto para salir de la violencia".

"A veces se les genera la expectativa de que va a ser fácil salir de la violencia, o que van a encontrar un apoyo incondicional y la dificultad es que chocan con una barrera que es la limitación de los medios y lo más triste en el plano judicial es cuando se producen acusaciones de denuncias falsas", opina.

"Son conscientes de lo que les ocurre, se han desarrollado mucho los sistemas de apoyo de atención integral a las víctimas, aunque siguen siendo limitados; se trabaja a nivel individual y grupal para empoderarlas, para que tomen las riendas de su vida", destaca.

Los médicos: el observatorio discreto del maltrato

"La consulta del médico es como un confesionario, hay confidencialidad, y sabemos que muchas mujeres que sufren malos tratos a quien le pueden reconocer ese maltrato es a su médico; tenemos un espacio privilegiado", explica el doctor Pedro Hidalgo, que analiza la contribución del ámbito sanitario en esa batalla, en el libro "Violencia de género: prevenir, actuar, denunciar".

El presidente del Colegio de Médicos de Badajoz señala que la ley define a los médicos como "agentes cualificados en la lucha contra la violencia de género" y que están obligados a denunciar cualquier sospecha.

Pero para ello -añade- precisan tiempo. "Es el aliado más importante para escuchar, para indagar y para hacerse partícipe de lo que puede estar sufriendo el paciente".

"Los médicos debemos estar no solo viendo, sino también suponiendo si hay alguna situación de violencia en la familia; a veces los médicos hemos visto torpemente: cuando hemos atendido al hijo con algún trastorno o a ella con síntomas muy diversos, pero sin haber caído que pertenecía al mismo tronco de la violencia", añade.

El facultativo reconoce que en algunos casos es la propia mujer la que se muestra remisa a reconocer el maltrato, lo que cree "lógico" porque "es fácil decirles que denuncien, pero luego ella vuelve a casa con el maltratador", pero -insiste- es obligatorio para el facultativo denunciar cuando haya sospechas.

"¿Si estamos preparados? Si queremos sí, pero tenemos que querer. Atendemos el moratón, en atención primaria, pero también en urgencias, y debemos estar proactivos para la sospecha y la identificación porque no solo debemos ver lesiones, sino el problema de salud", declara el doctor Hidalgo, quien añade que también hay que programar el seguimiento y manejar todos los resortes previstos en la asistencia social.

La lucha contra el maltrato ha entrado en los colegios

En el ámbito educativo, la responsable de la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres (Ceapa), Leticia Cardenal, destaca el trabajo en sensibilización a los escolares, con planes y talleres desarrollados en los centros, e impartidos por hombres y por mujeres "porque todo el mundo debe aportar", pero reclama llevar la batalla de forma transversal a cada una de las asignaturas.

"Se ha avanzado poniendo el problema encima de la mesa, porque hasta ahora parecía algo oculto que no ocurría en tu cole, pero sucedía y estaba camuflado", afirma la representante de las AMPAS.

Pero -apostilla- esa concienciación debe llegar también a los profesores y a los padres.

"Hay que cambiar los libros de texto porque los abres y sigues viendo que muestran al hombre mecánico y a la mujer en labores de limpieza o que la niña juega con muñecas y el niño con coches; hay que revisar esos contenidos y pedir a las editoriales que el lenguaje sea igualitario y adaptado al tiempo que vivimos", propone.

Nosotros impartimos charlas para padres, "pero queda en manos de las familias interiorizarlo", reflexiona.

Mujeres más protegidas en el ámbito laboral

La ley Integral contra la Violencia de Género de 2004 habilita la opción de que las víctimas soliciten el traslado a otra ciudad dentro de la función pública y en 2015 se publicó el primer protocolo de movilidad en la administración que garantiza la confidencialidad, la retribución y la posibilidad de promoción, cuenta Marian Mur, del sindicato CSIF.

"Antes de la ley, cuando una mujer era víctima de violencia machista era invisible, no había coordinación judicial, ni policial con la administración y el desamparo y la desprotección era total", explica la secretaria de Igualdad del sindicato mayoritario en la Función Pública.

La mujer que deseaba cambiar de ciudad tenía que hablar con recursos humanos, no existían excedencias y lo único que podía hacer es acceder a un puesto de trabajo "que nadie quería y menos retribuido, porque lo importante era huir". Todos los días al menos una mujer deja su trabajo por sufrir maltrato, cuantifica el CSIF.

El pacto avanza más en esa protección: ya se ha puesto en marcha la acreditación de víctima con el informe de servicios sociales (sin denuncia, ni sentencia) y deben aplicarse otras medidas, como el teletrabajo, que permita a la mujer no desvincularse de su puesto garantizándole la retribución.

Además, el sindicato propone que se haga una reserva de plaza del 2 por ciento en las convocatorias de empleo público, como se hace con las personas con discapacidad, y que se cree la figura de un delegado sindical, que acompañe y detecte de manera precoz esas señales de maltrato y ofrezca protección a las mujeres.