Con la solemnidad que requiere la entrada en una institución que suma ya 167 años de historia, el museo Marco de Vigo acogió ayer la ceremonia que oficializó el ingreso de la pintora Menchu Lamas en la Real Academia Gallega de Bellas Artes. La quinta académica numeraria del ente reivindicó en su discurso la presencia de más mujeres en las instituciones. "Hay que transmitir la mirada de las mujeres, la sensibilidad que construye el binomio arte-mujer, seguimos en la lucha por la superación del llamado techo de cristal", aseveró.

Emocionada y visiblemente nerviosa en los primeros momentos de la ceremonia, Lamas estuvo rodeada de familiares y amigos que no quisieron perderse uno de los momentos más importantes de su trayectoria mientras en una pantalla se iban mostrando imágenes de todos los anteriores: las primeras fotografías de una jovencísima artista, de su obra y de su madurez y la evolución de su personalísimo estilo, en el que el color siempre ha sido el gran protagonista.

Precisamente el color fue el eje del discurso de ingreso de Lamas, titulado Cando a cor respira, pero también de buena parte del acto ya que además de los azules, rojos y amarillos que se proyectaban en la pantalla desde los enormes cuadros que firma Lamas, la jovialidad de la artista gallega se deslizó en varias ocasiones a través del protocolo al que obligaba el acto con gestos espontáneos que hicieron reír a los asistentes. Entre ellos, además del marido de Lamas, Antón Patiño, se encontraban el presidente del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia, Miguel Ángel Cadenas; el secretario xeral de Cultura, Anxo Lorenzo; el concejal de Cultura, Cayetano Rodríguez y la edil del PP Teresa Egerique. También Antón Reixa y Xurxo Patiño, entre otros.

El presidente de la Academia, Manuel Quintana Martelo, admitió la escasa presencia de mujeres y señaló que el objetivo es "adecuarnos un poco más al equilibrio de la igualdad". A Lamas -cuyo ingreso partió de la propuesta de Din Matamoro, Miguel Fernández Diz y Xurxo Lobato-, Quintana la describió como "una artista genuina, consolidada e incansable trabajadora que llega hasta hoy con la misma libertad expresiva y valentía ante el color".

Acabada la presentación, la pintora accedió con una gran sonrisa al salón acompañada por Xosé Díaz y la escultora Soledad Penalta, que también acaba de ingresar en la institución. Tras los aplausos, la pintora inició su discurso recordando a sus seres queridos fallecidos, entre ellos sus padres y los de Patiño pero también artistas como Manolo Moldes o Berta Cáccamo.