Al ministro de Cultura le gusta hablar y también escuchar. José Guirao era un reconocido gestor cultural y experto en arte ya antes de llegar al ministerio. Ahora aplica esa misma racionalidad en los temas que afectan a su gestión.

-Solo en Valencia, en el último mes, se ha suspendido una función de cómicos y han estado a punto de cancelar otra, de Mongolia. Además de un horror, ¿es una preocupación?

-Son síntomas muy preocupantes de intolerancia, que impiden la expresión de otras ideas, y donde detrás hay posiciones totalitarias y antidemocráticas.

-¿Por qué regresa la intolerancia?

-Es una historia casi vieja, que empezó con lo políticamente correcto. Eso se convierte en una unidad de lenguaje y en formas rígidas de entender el mundo. Al final se termina en la censura y la autocensura. Eso es lo preocupante.

-¿Malos tiempos líquidos para la lírica?

-Cuando en las sociedades se instalan discursos extremos, se instala intolerancia hacia los otros discursos. Mientras que la democracia es el nicho ecológico donde todos los discursos pueden convivir, respetándose, incluso contaminándose. Si hacemos compartimentos estancos de pensamiento y de expresión de ese pensamiento, lo que estamos haciendo son sociedades divididas y más pobres, pero sobre todo intolerantes. Hay que tener actitudes públicas que transmitan que este tipo de comportamientos no son tolerables. Quiero decir que depende de nosotros, que si la sociedad reacciona lo evitaremos.

-¿Falta la Ley de Mecenazgo?

-Nadie me oye, ni me atiende, pero lo repito. La actual Ley de Mecenazgo no está nada mal. Otra cosa es que todos queramos que sea mejorable.

-¿Y más porcentaje?

-Sí, y estamos trabajando en un borrador para modificar la ley. Me gustaría luchar contra el discurso que dice que hace falta una Ley del Mecenazgo. Tenemos una que permite hacer muchas cosas, lo que queremos hacer, el sector y el Gobierno, es mejorarla y ampliarla.

-¿Ayudará la SGAE a cumplir la Ley de Propiedad Intelectual?

-No lo sé, espero que sí, porque es una entidad que gestiona los derechos de autor que deriva del reconocimiento de la propia propiedad intelectual. Sería no solo contradictorio, sino inaudito que una entidad que gestiona derechos de autor no ayudara a cumplir esta normativa.

-¿Cómo se fomenta la lectura?

-Hemos recuperado la dirección general del Libro y Bibliotecas que había desaparecido. Es un arco que va desde el creador al lector. Lo primero que hay que hacer es apoyar la industria editorial, a los creadores y traductores, pero sobre todo incentivar las buenas prácticas de fomento de la lectura. Porque al final todo esto existe si hay lectores. El lector es la otra clave de la bóveda. Por ejemplo, desde que llegó la crisis habían desaparecido los fondos para adquisición de libros, y vamos a tener un fondo en 2019 de 3,5 millones, independientemente que haya presupuesto en 2019, para firmar convenios con las autonomías y poner a disposición de las bibliotecas públicas la adquisición de fondos.

-Las plataformas digitales han lanzado el talento del cine español, aunque el sector se queja que también ha aumentado la precariedad.

-Esto es una industria con la particularidad que se basa en el talento. La industria tiene unos canales de distribución. Si ruedas en inglés tienes miles de miles de posibles espectadores. Si ruedas en castellano te diriges a 500 millones de hispanohablantes. Lo que pasa con la lengua, pasa con los canales de distribución. Las grandes estrellas de Hollywood pueden cobrar 20, 15 o 10 millones de dólares por una película que dura noventa minutos. En una serie de televisión los que más cobran por capítulos, que duran 45 minutos, están por debajo del millón. Sin juzgar el tema de los salarios, es cierto que en los últimos años gracias a las series, Netflix que se está instalando en Madrid para toda Europa y Latinoamérica, hay más trabajo para más gente. Veo que el panorama es positivo.

-Lo que provoca cambios en los hábitos de consumo, como los jóvenes que solo pagan por Netflix, HBO o Spotify.

-Los cambios de tendencia no son para toda la vida. Yo nací en el mundo de la música con el vinilo. Luego aparecieron los cassettes y el CD. Ahora el vinilo está volviendo. Quién nos dice que no va a volver el cine en pantalla grande, que no se ha terminado de ir pese a una durísima competencia con los teléfonos, las tabletas y los ordenadores. Cuando apareció el libro electrónico, los apocalípticos dijeron que el libro en papel iba a desaparecer en pocos años. No ha desaparecido, y hay mucha gente que lo compatibiliza.

-¿Qué papel juega el Ministerio de Cultura en un estado autonómico?

-Se pueden marcar tres grandes apartados. Uno, es el responsable de las instituciones del Estado -las bibliotecas, los archivos históricos provinciales, los museos nacionales-. Por otro lado tiene un deber, y en mi caso además una voluntad, de cooperación con el resto de las instituciones, fundamentalmente las autonomías, y ese deber es participar en proyectos que surgen de esas autonomías. Así el ministerio tiene un valor simbólico que marca la cultura y el acompañamiento a los creadores. Y además, una cuarta pata, un valor fundamental de relación internacional que cada vez es más importante.