Los expertos gallegos celebran el avance científico que supone el trasplante de útero y el hecho de que permita concebir a mujeres que hasta ahora no podían pero no coinciden en la posibilidad de que una técnica así pueda ser generalizada. El que plantea más dificultades de carácter bioético es el jefe del servicio de Obstetricia del Hospital de Santiago, Manuel Macía. No ante el hecho de que el proceso en sí se realice a partir de una donante viva o fallecida sino el hecho del propio trasplante en sí que, recuerda, "se realiza en este caso no conseguir una función que no es vital sino para cumplir el deseo de ser madre de la receptora". "El conflicto bioético que plantea es si la autonomía o el deseo de la paciente de tener un hijo se debe hacer a costa de una posible maleficencia porque se pueden derivar consecuencias no deseables para ella y el feto o el hijo, desde complicaciones quirúrgicas hasta derivadas de la utilización de inmunodepresores", señala Macía. El ginecólogo no cree tampoco viable generalizar esta técnica a largo plazo en el sistema público "porque estaríamos utilizando recursos para esto que hay que detraer de otras fuentes, como podría ser la reproducción asistida, muy limitada a un número reducido de intentos".

Más optimista se mostró el ginecólogo Domingo Vázquez. "Es una técnica experimental que realizan muy pocos grupos pero va a tener salida", aseveró. Desde su punto de vista, esta técnica supone una alternativa para muchas mujeres que hasta ahora sólo podrían plantearse la gestación subrogada, prohibida en España.