La justicia australiana anuló ayer la condena a un año de cárcel de un antiguo obispo, acusado de haber encubierto agresiones pederastas. Philip Wilson, de 68 años, fue reconocido culpable por haber encubierto las agresiones cometidas en los años 1970 por Jim Fletcher, un conocido sacerdote pederasta, al no denunciar las acusaciones contra él. Se convirtió en uno de los eclesiásticos de mayor rango en la jerarquía católica mundial en ser condenado por este tipo de actos. El Papa aceptó a finales de julio su dimisión.

A mediados de agosto, un tribunal australiano le concedió el permiso para cumplir su pena a domicilio. Un juez del tribunal de Newcastle, en Nueva Gales del Sur, estimó que el recurso contra su condena presentado por el religioso era fundado.

"No existe un verdadero fundamento sobre el que podría apoyarme para rechazar las pruebas presentadas" por el interesado, declaró el juez Roy Ellis. El magistrado señaló "incoherencias" en las declaraciones de una víctima en una conversación que tuvo con el padre Wilson a propósito de los abusos. El "tribunal no pudo ser convencido más allá de la duda razonable de que esta conversación realmente se produjo".

Durante el juicio, no se puso en duda el hecho de que Fletcher, fallecido en la cárcel en 2006, abusara de menores. El tribunal se centró en la cuestión de si Philip Wilson, que era sacerdote en aquel entonces, estaba al corriente. El eclesiástico siempre desmintió las acusaciones.