Hay quien va a un spa, hay quien acude a terapia y hay quien, como José Miguel Monzón, conocido como El Gran Wyoming, se sacude el estrés de la semana subiéndose a un escenario para tocar rock and roll. Lo hace con su banda, Los Insolventes, con la que es fiel a Galicia, donde toca asiduamente. El cantante compagina esta faceta musical con la de presentador de El Intermedio en La Sexta.

-Wyoming y Los Insolventes acaba de cumplir diez años. ¿Se lo imaginaba cuando tocaron por primera vez?

-Pues no, porque surgió para tocar un par de fines de semana, pero ha ido siguiendo, siguiendo y tenemos mucha demanda.

-¿A qué atribuye este éxito?

-Supongo que a la técnica y a la calidad que demostramos sobre el escenario. Hemos hecho diez años y con tal motivo hemos hecho una fiesta en Madrid, hace unas semanas. Llamamos a amigos que nos hemos ido encontrando por el camino y todos vinieron.

-Si volviese a tener 20 años, ¿se presentaría a OT ?

-No, no. No estoy en esa tesitura. Eso es para cantantes más dotados. No me veo haciendo eso, como tampoco veo a Iván Ferreiro o a Xoel López. Ellos tienen una visión muy personal de la música, y a mí también me pasa. No los veo cantando a Rihanna. No es su rollo.

-Después de toda la semana en El intermedio , ¿le quedan fuerzas para los bolos?

-A mí la música me sirve de terapia. En vez de tomar pastillas o ir a psicoterapia, yo tengo mi grupo. Llego el lunes nuevo. Me cambia el chip porque lo de la política es alucinante, satura y frustra.

-¿Le frustra estar de lunes a viernes hablando de política?

-Pues sí, porque no son más que fechorías y fechorías, y la Justicia no está a la altura. No quiere poner orden y aquí estamos.

-¿Ha pensado en dejarlo?

-Pues sí. He tenido la tentación, y de hecho ya tengo 63 años y no creo que me quede mucho. Es un programa que quema. Llevamos más de 13 años, todos los días.

-¿Qué sucede para que molesten los chistes? Por el de Dani Mateo con la bandera tuvo que pedir disculpas en el programa.

-Pues que el margen de libertad se está restringiendo a pasos agigantados. Y luego, que la Justicia está saliendo del armario en un sentido que a mí no me gusta nada, es decir, que asociaciones que son dudosamente constitucionales, pueden llevar a la gente ante los tribunales sin que se cuestione de dónde viene la acusación. La Fundación Francisco Franco o la Asociación de Amigos del Valle de los Caídos, que son asociaciones de extrema derecha y que te pueden sentar en un banquillo. Ante estas cosas, los jueces antes decían: "Esto no tiene ni pies ni cabeza". Ahora las aceptan, aunque luego no van a ningún lado porque la denuncia no tiene recorrido, pero de alguna manera colaboran en acojonar a la gente. Entonces, la gente se calla y todos contentos. Es un mensaje a navegantes.